novedades
 SEARCH   
 
 

19.10.2022 Críticas  
Barcelona de entreguerras, jazz y swing

Ni el rock empezó con Elvis, ni el jazz llegó a Cataluña con Tete Montoliu. Mucho antes de la nueva hornada de los 60, Barcelona, Tarragona o Igualada vibraban con las modernas melodías del jazz, el swing y el foxtrot llegadas de América. Ahora, un concierto nos hace viajar en el tiempo para reivindicar ese brillante patrimonio.

Demos la bienvenida a las recuperadas matinales de El Maldà de Barcelona. Tras la pandemia, vuelven con fuerza con El mal del jazz. Quan Barcelona era hot, el recital que nos presenta La Copla de Wisconsin: esto es, Cinta Moreno (cantante) y Joel Moreno (guitarra). No, no son familia.

Pero como si lo fueran: su objetivo común es llevarnos atrás y adelante por la historia, saltando entre los años 20, 30, 40 y 50, para descubrirnos la música, la letra y las inspiraciones de toda una generación que enloqueció por el jazz… aunque con la Guerra Civil muchos tuvieran que disimularlo y pocos se acuerden. Entre tema y tema, explican con mucha gracia y contexto documental cómo se vivió el fenómeno en el momento, desde las primeras salas como el Hot Club o bandas como los Igualada Boys.

Aparte de un tema clásico como Sophisticated Lady y otro del gran Django Reinhardt, para ilustrar el acercamiento francés, El mal del jazz se compone de temas locales, casi todos en castellano con algún apunte en catalán, tanto de ritmos estrictamente propios como de algunos rescatados de otros rincones de la música popular que reflejaban la influencia y la evolución del jazz en la sociedad, pasando por los cuplés de revista (como el que da título al espectáculo) que llevan a evoluciones como el Swing Calé de Mary Merche, y por una estrella mediática como la renovadora Rina Celi, de personalidad deslumbrante, con temas como Mimí Mimosa.

El espectáculo, codirigido por Salvador S. Sánchez, integra a los espectadores para intentar trasladarles como sonaban realmente las primitivas formaciones de jazz nacionales, alejadas de la sobriedad y elegancia posteriores. Y no se olvida del papel de los medios de comunicación, como difusores, prescriptores y altavoz incluso de los opositores furibundos a esos «ritmos extranjeros».

El talento de Joel Moreno para trasladarnos a la esencia musical de todos esos hitos con el apoyo único de la guitarra es fascinante. El espectáculo podría presentarse a lo grande con toda una big band, y funcionaría muy bien, pero la intimidad y la cercanía con la que está planteado le sienta de maravilla. Es sin embargo el carisma de Cinta Moreno el verdadero motor de la velada, desgranando historias y opiniones entre canciones que hace sonar a veces incluso mejor que en los originales. Nos transporta.

Sería previsible decir que salimos de El Maldà profundamente afectados del mal del jazz. Pero es que esto no hay triple dosis que lo cure…

Crítica realizada por Marcos Muñoz

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES