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28.03.2022 Críticas  
El reflejo de la realidad

El colectivo Teatro Urgente regresa al escenario del Teatro Quique San Francisco de Madrid con La mujer buena, un espectáculo dirigido por Ernesto Caballero y con dramaturgia de Karina Garantivá que explora diferentes ideales femeninos que se alejan de los roles asignados tradicionalmente.

Podríamos pensar en una sala de teatro como unidad mínima de transformación y de ahí considerar como fundamental el desarrollo de procesos artísticos hacia un crecimiento comunitario crítico. El teatro puede tener un rol esencial a la hora de aprovechar la inmediatez del medio para poner en marcha espectáculos orientados al cambio y a la reflexión y La mujer buena no se queda atrás porque posibilita el encuentro entre artistas desbordantes de creatividad y espectadores con muchas inquietudes. Llevo bastante tiempo siguiendo la pista a Teatro Urgente y desde la primera obra que presencié, como no podía ser de otra manera, caí rendida ante su trabajo. En esta ocasión las expectativas eran máximas y, aunque no sea un espectáculo tan dinámico como los anteriores, es un montaje que arriesga y funciona y que supone una buena razón para seguir la pista a todos sus proyectos.

Tomando como punto de partida la Genealogía de la moral de Nietzsche y El resentimiento de la moral de Scheler, una mujer examina su tendencia a dramatizar como expresión tragicómica de un daño existencial. Nos preguntamos qué significa ser mujer hoy en día, una realidad amplia y compleja en un mundo en el que no existe ni un solo país donde las mujeres hayan alcanzado la igualdad en lo relativo a la salud, el empleo, la educación o la toma de decisiones en el seno de la pareja y la familia. Teatro Urgente se plantea que La mujer buena, además de distraer, tiene que ser capaz de hacernos reflexionar e incomodarnos y lo consigue gracias a un buen texto que combina análisis y entretenimiento, individualismo y colectividad y crea una sensación de búsqueda de la verdad y de realización a través de ella.

Todo se desarrolla con tres protagonistas, interpretados por Karina Garantivá, Nerea Moreno y Alberto Fonseca, que muestran una fuerte alianza y conectan en escena desde el primer momento haciendo que casi todo encaje a la perfección. Nerea Moreno manifiesta una enajenación que va en aumento a medida que transcurre el tiempo e inunda toda la sala con su admirable trabajo actoral. También toma el protagonismo Karina Garantivá que vuelve a regalarnos una preciosa lección interpretativa evidenciando que sabe aprovechar su talento y su maravillosa presencia escénica para dotar de frescura a La mujer buena. Por último, Alberto Fonseca se entrega de lleno a su personaje y aporta una dimensión especial al montaje. Da gusto ver a estos actores y actrices con tanta afinidad y logrando ese nivel de compenetración. Poseen mucha química sobre el escenario y eso se traduce en un manejo muy natural de sus interpretaciones y en una bonita inmersión del público.

La sencillez de la escenografía, que los propios intérpretes mueven de un lugar a otro, junto a la adecuada iluminación permite adentrarse de manera rápida en la obra. La sala del Teatro Quique San Francisco y su disposición añade a la representación un punto de originalidad y cercanía que se traduce en una conexión imprescindible para fidelizar a un público amante del teatro. Todos se arropan en esta confluencia aparentemente sencilla pero que, en realidad, debe saborearse lentamente y sin prisas.

Qué maravilloso es el hueco que Teatro Urgente se ha hecho en el panorama de la dramaturgia española. ¡Por muchos espectáculos más!

Crítica realizada por Patricia Moreno

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