Homenaje a Billy El Niño vuelve al Teatro del Barrio de Madrid, con dirección de Eva Redondo, autoría de Ruth Sánchez y Jessica Belda, quien también interpreta junto a Jesús Barranco y Antonio Gómez como personaje central.
Magnífico marco es la escenografía y vestuario de Almudena Bautista para ambientar este retrato del torturador Antonio González Pacheco, condecorado en julio de 1977 con la medalla de plata al mérito policial, que falleció en 2020 conservando todo los honores con los que los Gobiernos que abarcan todos esos años le dejaron campar y escapar hasta de la querella argentina de la jueza Servini.
Aún en 2022 seguimos a vueltas con la (des)memoria histórica, con toda una serie de generaciones que hoy siguen a los mandos del país y que lastran con su lavado cerebral y su venda en los ojos lo que provocó la amnistía del 76. Vergüenza nacional que al igual que lo que recientemente ha ocurrido en Reino Unido con el Brexit, por la decisión de unos cuantos se condena la existencia de las generaciones venideras.
Vergüenza esto e incómoda la decisión narrativa de homenajear con aplausos finales a víctimas del torturador Billy el Niño entre los que se encuentra una infame feminista transexcluyente que con su discurso de odio queda equiparada a la crueldad física infligida contra ella como cruel es su altavoz mediático y su contra-activismo contra los Derechos Humanos.
Si ya Lluís Pasqual en su espectáculo sobre la Quinta del Biberón provocaba un parón en la representación que obligaba al presente a ovacionar a esa juventud interrumpida, creando un clima de presión social en la que no actuar como la mayoría despertaba miradas y cuchicheos, aquí es al final del montaje donde se homenajea a los que no tuvieron un homenaje, cuando lo que debería buscarse es justicia.
Los hechos con claros, objetivos, y hasta que una TERF sufriese esa represión the’s a fact, pero lo que no merece en ningún caso es que se le palmee, legitimando su presencia maligna. Tan mala como la del protagonista, totalmente interiorizado por Antonio Gómez y que logra que sintamos la repulsión e incomodidad que provoca su tan sola presencia. Jesús Barranco, siempre magnífico, y Jessica Belda está estupenda como mujer objeto.
Dejando de lado la lectura y actitud de la dirección, a no ser que se en el texto aparezca reflejado, de celebrar a una infame terfa; el relato de los hechos funciona mejor cuando se le lleva a la comedia negra que al teatro documental, ya que la sombra de los SHOCK1&2 es muy alargada, y reciente. Marietta y el radiador son estupendas decisiones y todo un camino novedosos para narrar algo como los ocurría en los bajos de la puerta el Sol.
Crítica realizada por Ismael Lomana
