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30.03.2021 Críticas  
Un gran musical de pequeño formato

¿Qué pasa cuando, después de cinco años, vuelves a ver las caras de aquellos quienes te conocían del instituto? Todos han cambiado, pero tú has cambiado? La eterna dicotomía se presenta en el escenario del Barts Club de Barcelona bajo el punto de vista de dos jóvenes que nos hacen sentir mas cerca del texto de lo esperado.

Las preguntas que surgen cuando acabas los estudios y te enfrentas en el mundo profesional nos llevan a la incertidumbre, la ansiedad, la nostalgia y el sentimiento de confusión constante. Es así y, el que diga que no, miente. Acabar los estudios reglados nos hace plantearnos una gran posibilidad de futuros y, no todos, tienen que ver con nuestro futuro profesional. La parte complicada de acceder a la era adulta es encontrar tu posición en la sociedad y sobretodo, la de encontrarte contigo mismo. ¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Lo que hago me hace feliz? Esta última, es una pregunta recurrente casi sin respuesta.

Disset anys nos presenta una pieza hecha con cariño, muy cuidada y que, bajo el manto del encuentro «casual» de dos amigos en esas temidas reuniones de ex-alumnos de la escuela elemental, pone de manifiesto muchos de los sentimientos por los que todos/as hemos pasado. Estos sentimientos «adultos» nos guían a través de la pieza, donde encontramos dúos de musicales que ilustran perfectamente algunos de esos momentos: la entrada en la vida adulta (la cual todo lo que nos habían vendido resulta que no es verdad), la precariedad laboral, la depresión… La lucha constante entre escoger un camino de supervivencia o un camino de felicidad. Una pieza en la que, por lo menos mi persona, se ha sentido extrañamente identificada.

La productora La Beatriz nos golpea desde escena bajo la historia de Adrià (Adrià Andreu) y Clara (Clara Solé); grandes amigos de la infancia/instituto que se reencuentran en la cena de la «generación Z» tras años sin saber uno del otro. Las típicas preguntas empezarán a flotar en el aire hasta que, hartos de una fiesta falsa a la que les gustaría no haber acudido, se escaparan a repasar los momentos que vivieron juntos y cómo estos han evolucionado a la vida adulta. Una vida que parecía bien fácil pero que, ahora, evitarían. Porque, ¿quién de nosotros no ha pensado, ya en la adultez, lo bien que estábamos cuando éramos jóvenes? Sin presiones, sin tener que tomar decisiones, con una marcha puesta y controlada por nuestros padres. Aix, esa frase: «Cuando sea mayor yo…»; como resuena en nuestras cabezas y que equivocados estábamos.

Acompañados al piano por Albert Artigas Espacio, Adrià Andreu y Clara Solé nos presentan dos personajes llenos de veracidad; muy cercanos a nosotros e iguales a su persona, que nos golpean con la realidad. Todas esas conversaciones, sin excepción, son verosímiles. Todas, han pasado por nuestra mente (incluso las de quedar para criticar; para que vamos a mentir). Ese miedo irracional de querer saber si al otro le ha ido mejor o no, es superior a cualquiera. Pero no solo esa parte de la cercana «aun juventud» nos refleja. Sino, la incapacidad de gobernar tu vida con éxito, la llegada diaria de nuestra nueva amiga «la ansiedad», el descubrimiento de la sexualidad y la orientación sexual, el sufrimiento que todo ello nos crea…

La música del espectáculo está compuesta por grandes y conocidas canciones del genero del teatro musical (Waitress o Rent, entre otras) pero con letras adaptadas al momento preciso que se nos muestra. Como gran ejemplo a recordar, una semana después aun resuena en mi cabeza la canción que trata el tema de la ansiedad; creada en base a la gran canción «Tango: Maureen» del musical Rent. Realmente, hay que aplaudir el trabajo de adaptación realizado por Aina Lluch y Adrià Andreu que encajan perfectamente en la dramaturgia creada por Adrià Andreu, Bruna Artigal y Èric Pons.

Disset Anys es un gran musical de pequeño formato. Una historia en la que todos nos podemos encontrar, una dramaturgia muy bien creada e hilada y unas interpretaciones fantásticas que nos relacionan directamente con el espectáculo. El musical acaba esta semana en la sala Barts Club de Barcelona pero espero que su recorrido sea mucho más largo. La Beatriz ha creado un buen proyecto que no debes dejar escapar.

Crítica realizada por Norman Marsà

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