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18.09.2019 Críticas  
En tono amable

Intocables, adaptación teatral de la película francesa que se convirtió en un éxito internacional, está siendo representada en el teatro Reina Victoria de Madrid y protagonizada por Roberto Álvarez y Jimmy Roca.

Un aristócrata al que no le falta el dinero se queda tetrapléjico tras un accidente de parapente y contrata como cuidador a un joven completamente diferente a él que acaba de salir de la cárcel. Podría parecernos el candidato menos idóneo pero, por el contrario, acaban siendo dos mundos que chocan pero que se necesitan y complementan. Y hasta aquí voy a contar, lo demás debe ser descubierto por el espectador en el ejercicio de abandonar los prejuicios y, sobre todo, en el caso de que no haya visto la película Intouchables de Olivier Nakache y Eric Toledano.

Es cierto que esta versión teatral es una aventura sumamente arriesgada y ambiciosa pero la apropiada dirección de Garbi Losada y el magnífico trabajo de todos los actores dan lugar a una exitosa combinación que nos permite huir de la compasión gracias al uso del humor aunque, también me pasó en su momento con la película, no deja de ser un tratamiento bastante superficial para un tema tan significativo. Me gusta que el teatro me conmueva y en esta ocasión lo he echado un poco en falta.

Roberto Álvarez demuestra una gran soltura y comodidad sobre las tablas y sobre la silla de ruedas; lo más difícil de interpretar a un parapléjico es que no puede mover su cuerpo y su único trabajo interpretativo reside en la cara. Imagino cuánto trabajo previo hay al estreno de esta obra pero el resultado merece la pena porque el actor asturiano lo hace muy bien. Casi siempre aparece en escena acompañado por el quizá sobreactuado Jimmy Roca, sin embargo, el público parece agradecerlo con risas. Ambos, perfectamente acompañados por Begoña Maestre e Iker Lastra en sus dobles papeles.

Un puesta en escena sobria –paredes metálicas que los propios actores van abriendo y cerrando- que se acompaña por recursos audiovisuales en determinados momentos del espectáculo. Esta escenografía me parece algo decepcionante porque si pretenden transmitirnos alegría y ganas de vivir poco de eso se consigue con algo tan frío como unos paneles metálicos que van del suelo al techo; la cosa chirría un poco.

Algo a destacar es la excelente música original de Javier Asín que apuesta por mezclar el rap y la música clásica para demostrar que lo único que tienen en común los protagonistas es que son, de una u otra manera, dos marginados. Polos opuestos que, como dice la sabiduría popular, terminan conectando.

Cualquier fan de la película francesa Intouchables (2011) tiene una cita ineludible en el teatro Reina Victoria de Madrid.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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