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08.08.2019 Nacional  
Un punto estratégico para comer algo antes del teatro

El pasado 3 de agosto tuve la oportunidad de descubrir un lugar nuevo en el centro de Barcelona que, tengo por seguro, será uno de mis sitios preferidos para detenerme antes o después de un teatro. El MACBA CAFÈ, abre sus puertas como un nuevo espacio del museo abierto tanto a los visitantes del museo como a las personas que se acerquen o paseen por el barrio.

De la mano de Sara Reixach y Víctor Burgués, o lo que es lo mismo, los amigos de Chichalimoná, el MACBA ha inaugurado un nuevo espacio de cafetería y vermutería gastronómica (con acceso directo desde la Plaça dels Àngels) que añade un toque cálido a la blancura del emblemático Edificio Meier del MACBA. Un pequeño y nuevo ambiente acogedor y confortable.

El concepto gastronómico del MACBA CAFÈ Chichalimoná está pensado para llegar a la multiplicidad de públicos que vienen al museo, pasean por la zona o viven en su entorno: para la gente del barrio y la ciudad, para quienes trabajan en el museo, para los visitantes y quienes lo disfrutan. Un lugar que se convierte en un remanso de tranquilidad en pleno centro de la ciudad.

Situado en la Plaça dels Àngels, el MACBA CAFÈ Chichalimoná se convierte en un punto estratégico perfecto para cenar o picar algo en las tardes/noches de teatro. Teatros emblemáticos de la ciudad como el Goya, el Club Capitol, el Poliorama, el Romea, la Biblioteca de Catalunya o, incluso, el Gran Teatre del Liceu, se encuentran muy cerca para poder tomar algo antes o después de funciones.

La esencia del Chichalimoná consiste en combinar diferentes propuestas para diferentes momentos del día. Así lo demuestra la variedad en su propuesta que permite disfrutar de tres cartas diferentes correspondientes a tres franjas horarias: desayuno/almuerzo, tarde/noche y brunch/fin de semana. La carta incluye sugerencias del día y fórmula del día a un precio accesible.

Chichalimoná es una vermutería gastronómica fundada en 2015. Con una carta de platos y tapas de temporada y de autor basada en el producto local fresco y de calidad, nació como proyecto personal de Sara Reixach y Victor Burgués. Se trata de un espacio ideal para hacer una pausa y relajarse, y también para cuidarse y reponer fuerzas. Del mismo modo que la propuesta de contenidos tiene un signo de identidad propio que se caracteriza por su voluntad de alcance internacional y local, la puesta en marcha de este servicio quiere contribuir a reforzar este dinamismo ofreciendo una propuesta continuada más allá del horario de apertura del museo.

Así, la propuesta ofrece:

– Una cocina mediterránea de sabores tradicionales y platos reconocibles con un toque vanguardista e internacional, tanto en su elaboración como en su presentación.
– Una cocina sincera y directa, basada en la autenticidad y el producto de alta calidad. Que el producto sea el protagonista de cada plato.
– Una selección de proveedores y productos con historia, singularidad y calidad.
– Una cocina sostenible, que tiene en cuenta el mercado, la proximidad y la estacionalidad, que trabaja siempre que puede con productos de agricultura ecológica, con envases respetuosos con el medio ambiente y con entidades colaboradoras para el reaprovechamiento de alimentos.
– Una carta de temporada que variará dos veces al año, enriqueciendo la oferta gastronómica y de productos. Brunch con huevos ecológicos, tartas caseras y panes artesanales de proveedores del barrio se combinan para ofrecer una cocina equilibrada y cosmopolita. También se incluyen propuestas vegetarianas, veganas y aptas para celíacos.
– Una carta seleccionada de vermuts, vinos ecológicos y naturales de proximidad y cerveza de la ciudad, así como carta de cócteles de autor.

Por nuestra parte, acudimos a la hora del brunch a degustar la nueva oferta gastronómica que ofrecen y, aunque la elección fue difícil, disfrutamos de varios y exquisitos platos.

Empezamos por el sabroso Shakshuka; un plato de huevos horneados en salsa de tomate picante (que también encontramos en los Chilaquiles de pollo), mezclados con un sofrito de cebolla con pimiento verde, pimiento rojo, cilantro, pimienta, canela y tomates cherry pasados por la plancha.
Un plato especiado muy interesante con un pronunciado sabor mejicano. Al ser de base mejicana, tiene un punto picante pero en su justa medida, ya que no es pesado. Pica y se nota pero no quema a la boca. Acompañado de pan tostado por fuera pero tierno por dentro, hace que puedas disfrutar de su salsa ligera con un punto cremoso. Por su parte, el huevo tiene una consistencia divina. Al estar hecho al horno, el plato tiene esa textura suave al paladar que lo convierte en una muy elección para iniciar un brunch.

Tras ello, disfrutamos de un plato que nos sorprendió muy gratamente: Mejillones al sake con un toque de jengibre y hoja de lima Kaffir.
El zumo de lima mezclado con el sake le da un gusto refrescante e interesante. Hay que indicar que el plato tiene un toque especial de guindilla roja Tai que hace que el sabor del sake y la lima se disfrute aun más con un punto picante. Si bien, el picante es más concentrado que en el plato anterior pero sigue siendo agradable al gusto. Si te gusta el picante y disfrutar de platos diferentes, este es tu plato de entrante.

Antes de disfrutar del plato principal, nos decidimos a probar las Bravas piconas. Un híbrido de papa arruga y patata mini rehogado con alioli con ajo confitado y mojo picón.
Una mezcla interesante, tanto en la textura de las salsas como en la base de patata al punto justo de cocción. La salsa es cremosa y suave; nada picante. Y el bol no escatima en salsa y gusto. Normalmente el alioli eclipsa el gusto del plato, pero en este caso notas perfectamente la patata. Si eres un fan de las bravas, este es un punto fuerte para visitar el local. Unas bravas diferentes y perfectas para tomar con algo fresco mientras haces el vermut del domingo.

Y pasamos a disfrutar del plato principal que, por recomendación personal del chef, fue el Solomillo ibérico.
Marinado con vermut (con alcohol evaporado en su cocción) y especiado con ajo, romero y tomillo; nos presentan un solomillo pasado por la plancha (poco hecho) acompañado con un chudney de tomate y sala chicha (una mezcla de alioli y salsa cesar) excelente. Un plato muy tierno, al punto perfecto para disfrutar una carne melosa que se deshace en el paladar y con un gusto propio. La salsa es un mero acompañante, ya que no quita el gusto a los ingredientes principales y permite el lucimiento del solomillo dejando lugar a todo su esplendor. Un gran acierto y una muy buena recomendación del chef.

Y, obvio, no podíamos marchar del MACBA CAFÈ Chichalimoná sin probar los interesantes postres que nos ofrecen. Nos decidimos por dos a compartir.

El primero fue la espectacular Esfera de tiramisú. Un postre consistente pero nada pesado.
Una triple capa de bizcocho en su base acompañada de la crema característica del tiramisú en un formato muy espumoso y ligero. Una delicia.

Pero sí de un postre nos enamoramos, fue de las trufas. Un postre sencillo y efectivo. El MACBA CAFÈ Chichalimoná ofrece dos versiones: las Trufas de sal y las Trufas de naranja y jengibre. Difícil decidirse, por lo que probamos ambas opciones.
Las primeras, las trufas de sal, nos ofrecen un contraste perfecto de la sal con el maravilloso dulce de la trufa. Una presentación muy consistente y sencilla. Por su parte, las trufas de naranja y jengibre son más esponjosas y suaves al paladar. Tanto la sal como el jengibre y la naranja son buenos acompañantes del cacao y el MACBA CAFÈ Chichalimoná sabe combinarlas a la perfección. No dudéis en probar ambas.

Con este menú que disfrutamos dos personas, salimos encantados del nuevo local de Chichalimoná situado en el MACBA de Barcelona. Un brunch variado que nos permitió probar casi la totalidad de variedades de su carta. Eso sí, prometemos que repetiremos para probar los Chilaquiles de pollo y los Tacos de ternera estofada; algo que nos quedamos con las ganas de degustar.

Si quieres revisar todo lo que el MACBA CAFÈ Chichalimoná ofrece, no dudes en revisar su página web.

El MACBA CAFÈ Chichalimoná está abierto al público en el siguiente horario de verano:

► De lunes a viernes, de 8 a 24 h
► Sábados, domingos y festivos, de 9 a 24 h

Crónica realizada por Norman Marsà

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