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31.07.2019 Críticas  
Savall o el consuelo de la música ahora y siempre

Hace no tanto el maestro Jordi Savall nos deleitó con el recital de La Pasión según San Mateo en el Auditori de Barcelona y ahora hace lo propio con un concierto en el Grec Festival de Barcelona de este año, que presenta junto al Festival de Torroella de Montgrí, y que titula Les rutes de l’esclavatge donde ha hecho gala de su pasión y su conocimiento por las músicas antiguas.

En esta ocasión, Savall ha querido reclamar nuestra atención a una horrible mancha que arrastra la humanidad con el tráfico de esclavos a la vez que rendir un homenaje a los millones de personas que murieron en esa época oscura de la historia, golpeando al oyente con relatos escalofriantes del concepto inhumano que se tenía de esos seres humanos pero honrándolos con las músicas que ellos y sus descendientes crearon y transmitieron y en la que encontraron consuelo frente a semejantes aberraciones.

Dentro de este recorrido musical que empieza en el año 1444 y va saltando épocas hasta el 1888, Babou Cham como recitador leyó extractos de libros, citas textuales, cartas y enmiendas desde que Aristóteles hiciera una distinción específica entre amo y esclavo en su obra La política hasta las palabras de liberación y defensa de Martin Luther-King en su libro Por qué no podemos esperar. En más de un momento, un público compungido con lo que escuchaba sonaba lamentándose bajo el cielo de Montjuic. Tras cada una de las intervenciones de Cham, Savall intercaló uno o varios temas musicales que dan como resultado el cuerpo de esta atractiva y reflexiva obra musical.

Melodías y ritmos provenientes de Mali, Mexico y Colombia, Brasil y Canadá, con sus representantes vocales e instrumentales (kora, tiple, marímbula…), junto al coro de La Capella Reial de Catalunya y los instrumentos antiguos del Hespèrion XXI, entre los que se encuentran el arpa barroca española, la tiorba, la xeremia, el sacabuche o la viola de gamba soprano (que tocaba el propio Savall) formaron un conjunto que durante casi 90 minutos nos acercó a una triste realidad que no se aleja tanto de nuestro presente escondida en otras bajezas que a día hoy aún se cometen contra los derechos humanos.

La noche fue transcurriendo y todos, músicos y cantantes, fueron aplaudidos una y otra vez en cada intervención: Mamani Keita y su coro formado por Tanti Kouyaté, Fanta Sayon Sissoko y Mary Koné en la parte de Mali, Ada Coronel y Enrique Barona como representación de Mexico y Colombia (que mostraron algunos bailes regionales) y Maria Juliana Linares de Brasil, entre otros. Todos ellos interpretaron temas tradicionales, canciones de esclavos, sones mexicanos y sambas brasileñas. El clímax de la noche llegó cuando Neema Bickersteth, quien ya había conseguido el silencio absoluto en cada una de sus canciones, consiguió dejar sin aliento a todos los presentes con su interpretación del gospel Amazing Grace, con la percusión como única base. La noche acabó con el tema Touramakan, un canto de griot (una especie de juglar africano) donde Mohamed Diaby versionó este tema con improvisaciones y el resto de músicos y cantantes le acompañaron para cerrar un recital que transporta, conciencia y nos eleva.

Dice el maestro Savall que “el privilegio de poder disfrutar del conocimiento del pasado nos permite ser más responsables y, por lo tanto, nos obliga moralmente a actuar con estas prácticas inhumanas. Las músicas de este programa representan la verdadera historia viva de este largo pasado doloroso (…), la memoria de una historia de sufrimiento absoluto, en el que la música ha resultado ser una auténtica fuente de supervivencia, convirtiéndose -para suerte de todos- en un refugio eterno de paz, de consuelo y de esperanza”. Gracias Maestro, por la parte que le toca.

Crónica realizada por Diana Limones

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