En el marco de la presente edición del SURGE, regresa la Compañía Malditos comandados por Rulo Pardo para llenar la Sala Cuarta Pared con una inclasificable performance. Precioso es un caleidoscopio futurista y surreal. Con una entrañable familia de elefantes circenses como protagonistas.
La compañía Malditos se distingue por espectáculos incómodos, con un toque irreverente, denuncia. En la retina guardamos las maravillosas escenas que brindaba su Danzad Malditos, y las no menos potentes escenas visuales de Escenas de caza. Ahora con este precioso recurren a un lenguaje aún más surrealista y metafórico.
En escena un carromato de circo, donde convive una familia de elefantes que anhela volver a África, para ello, uno de sus miembros ha emprendido un viaje en busca de los visados necesarios para el viaje. Su destino será una de las sorpresas más hilarantes del espectáculo.
En otro plano tenemos a un suricato-niño, que entabla una forzada amistad con la joven de la familia de los elefantes. Una amistad que con el roce será algo más. Por otro lado un astronauta en busca del planeta Precioso. Un planeta en el que la vida sea posible, ya que la tierra ha dejado de ser habitable debido a la inconsciencia del animal humano. Y por otro lado un cazador. Aliñando la historia un científico pretenderá que entendamos la teoría del caos.
Esto es Precioso, una amalgama de intenciones. Algunas más desarrolladas que otras, pero con un sello inconfundible. La historia de la familia de los elefantes es la más completa, y la que más se disfruta. Enmarcada en un tono casi de cuento infantil, cuenta verdades como puños. Una historia de búsqueda de libertad e identidad. Comedia y drama perfectamente entrelazados. Del Vogue de Madonna como himno de superación a los latigazos que les propinan para realizar su número circense. Las otras historias aportan la dosis de desconcierto usual, aunque al final todas se cierran en un mismo punto.
El imaginario de Rulo Pardo al servicio de un elenco notable. Chema Adeva, Guillermo Barrientos, Rubén Frias, Nuria López, Sara Párbole, Sam Slade y Ana Telenti. Todos brillan en su justa medida. La música como siempre es muy protagonista en los montajes de la compañía, y aquí no es menos. Del mencionado Vogue, a las baladas de Eros Ramazzotti. Todo al servicio de un espectáculo que tiene varias lecturas. Del espectador será el trabajo de quedarse en la anécdota, o bucear en las cargas de profundidad que esconde el montaje. Un alegato sobre la convivencia del humano con el planeta, sobre las consecuencias del hombre en el mismo. Sobre cómo se nos olvida que también somos animales, sobre nuestra conciencia de respeto al entorno. Sobre la libertad. El deseo de libertad sobrevuela los minutos del montaje. Libertad como metáfora, aunque a veces las metáforas sean una mierda.
Crítica realizada por Moisés C. Alabau
