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17.05.2019 Críticas  
DRAGON BALL SYMPHONIC ADVENTURE: Genki-Dama musical

Dragon Ball. Bola de Dragón. As Bolas Máxicas. Dragoi Bola. Bola de Drac. Para cada fan de esta mítica serie de manga y anime, el nombre y el idioma con la que la reconoce y la hace suya es una parte indistinguible de su infancia que le ha acompañado hasta su edad adulta. No llames Onda Vital a mi Kame Hame.

Pero, en manos de la OSV, la obra cumbre de Akira Toriyama aniquila todas las barreras del lenguaje y del tiempo, y se convierte en una emocionante aventura sinfónica. El pasado 11 de mayo, y por segunda vez en nuestro país, llegó a Barcelona Dragon Ball Symphonic Adventure, un espectáculo audiovisual impulsado por Overlook Events y Oroneta Events. La intención: repasar la historia completa de la serie Dragon Ball desde el primer capítulo de 1984 hasta el último de Dragon Ball Z en 1996, mediante la proyección en gran pantalla de todos sus momentos claves convenientemente acompañados suites instrumentales adaptadas para orquesta con componentes de banda de rock, aquí la Orquestra Simfònica del Vallés, dirigida por Adrián Ronda. Con un extra de lujo: la actuación de Hiroki Takahashi, cantante de los openings de las dos series y de varias de sus ocasionales canciones dentro de los capítulos.

El resultado fue sencillamente impactante. Comenzando por un duelo de percusión en el que se iba imponiendo cada vez más un enorme taiko japonés, hasta estallar en el primer opening de la serie, «Makafushigi Adventure». Condensar en 2 horas de concierto los 444 capítulos de la serie de televisión parecía tarea digna de un saiyan: ¿qué se saltarían? ¿Habría suficiente música para tantos minutos? Unidos a Goku, no había porqué temer: la banda sonora de la serie, compuesta por Shunsuke Kikuchi, junto a las canciones de Takeshi Ike, Chiho Kiyooka y Keiju Ishikawa, ofrece una variedad y extensión más que sobradas para un concierto de este tipo. Con una setlist escogida por Romain Dasnoy y unas proyecciones precisamente seleccionadas por Damien Maric y Henry Jockey, no quedó momento importante que quedara sin aparecer: Pilaf, los Torneos, la Red Ribbon, Piccolo, los Saiyans, Freezer, los Androides, Célula, Buu. Del primer episodio hasta el último. Es más: incluso para conocedores de la serie de toda la vida, esta compresión de la serie, unida a las emociones, los ritmos, la épica e incluso del humor de su banda sonora, permitía descubrir aspectos nuevos, conexiones, arcos temáticos más allá de los argumentales, que revalorizan una serie ya histórica.

Por supuesto, alguien que no conozca la serie puede presenciar la Symphonic Adventure y quedar meramente divertido y entretenido. Tal vez interesado por la combinación de instrumentos y motivos orientales (no solo japoneses, también chinos) con otros de tradición europea y americana. Pero el tercer elemento de la potencia tremenda de este concierto de Dragon Ball, después de las imágenes de la serie y la música y su fabulosa ejecución por parte de la OSV, era el público. La entrega, la comunión, el componente emocional que todos llevábamos dentro y que iba despertando imagen a imagen, nota a nota. Cientos de manos se levantaron en el Auditorio del Forum cuando, en la pantalla, el mundo entero le dio a Goku su energía para la Genki-Dama definitiva, el ataque final contra el monstruoso Buu. Eso fue este concierto: una Genki-Dama coral, catártica, imparable y artísticamente impecable. Que la velada culminara con Jordi Vila (la voz en catalán del monstruo Buu y de los temas de la serie) cantando «Makafushigi Adventure» junto a Hiroki Takahashi fue un broche inesperado, irrepetible y absolutamente mágico.

Alerta el año que viene, que llegará a Madrid. No os la perdáis.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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