novedades
 SEARCH   
 
 

31.01.2018 Críticas  
La embriaguez que reaviva la memoria

Como soldados pasamos por la vida que nos toca, teniendo que lidiar con las batallas que se nos van presentando, y que van dejando atrás cuerpos por el camino. Muertes que suceden delante de nuestros ojos, y cuya pena ocultamos embriagándonos de ese Vino lunar que Rodrigo García Olza nos sirve en bandeja desde la Sala Nueve Norte de Madrid.

Dos hombres abandonados a su suerte en medio del desierto, en una guerra de las que pueden estar desarrollándose en estos momentos. Al acecho de los certeros punteros láser de rifles de asalto, y la fría luz de la luna, uno de ellos lucha por mantener la cordura y la vida, aunque esta ya no dependa de él mismo. Xavi Melero lleva la voz cantante de este primer acto, en clave poética, de este soldado dirigiéndose a su madre, y a la luna, primer y último testigo de su existencia.

Marc Pujol protagoniza el segundo acto de este Vino lunar, saltando atrás en el tiempo y planteándonos el drama de un joven que no quiere combatir en la Guerra Civil, y cuya madre tomará una drástica decisión para evitar ese trance, en los últimos estertores de la contienda. La voz de este joven, que se dirige directamente al público, buscando la complicidad, y la empatía del mismo, ya que a todos nos ha tocado mas o menos de cerca el conflicto del que no hace tanto tiempo.

La dramaturgia de Albert Tola, y la dirección de Rodrigo García Olza, conmueve a la audiencia, con un texto plagado de realidad y dolor. La segunda voz, la de Marc, nos llega más alta, más cercana, por proximidad generacional, ya que su testimonio es el que muchos en nuestras familias hemos vivido, y somos hijos de uno de esos cuerpos que siguen perdidos y abandonados en los campos, sin mayor homenaje que el que les podamos brindar los vivos que hemos escuchado de ellos, porque son pocos los testimonios de primera mano que tengamos ya.

Vino lunar nos lleva de las guerras más absurdas de la actualidad, movidas simplemente por intereses de aquellos que ni siquiera pisarán el campo de batalla, a la sinrazón que llevó a muchas familias a masacrarse entre ellos, llenando sus existencias de cruentos relatos y barbaries cometidas en primera persona, en pos de la supervivencia.

El mensaje que nos transmite el equipo en cuanto a conservar esa memoria histórica que mantenga con vida a todo el que ya no la tenga, pero que al menos perviva en el recuerdo, lo están recibiendo los más pequeños de la mano de Disney, y debemos tomarlo como propio nosotros los adultos, porque la transmisión oral de nuestro patrimonio y de las historias pequeñas, es uno de los nuestros cometidos en la vida, porque sin esas vidas ya pasadas nosotros no estaríamos en este presente.

Crítica realizada por Ismael Lomana

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES