El más que reconocido humorista Edu Soto estrena espectáculo en los Cines Callao de Madrid. Un show en el que se presenta solo ante el público, en el que interpretará diferentes personajes y en el que hará reír a la platea entregada. Más vale solo que ciento volando transita entre el monólogo y la performance. Un show a la altura del actor.
La trayectoria de Edu Soto es de sobras conocida. Es todo un personaje televisivo. Sus participaciones en programas tales como Master Chef y Tú Cara me Suena le han catapultado a un reconocimiento general. Pero aparte de ser un crack en la televisión, muchos le seguimos su faceta de actor teatral (dramático). Recientemente ha cosechado buenas críticas en su intervención en la versión teatral de Smoking Room en el Kamikaze. Hace unos meses le disfrutábamos de la mano de Mario Gas en la tremenda Incendios. Y hace un par de años se estrenaba como el maestro de ceremonias de Cabaret.
Que Edu Soto es polifacético está más que demostrado. En este nuevo show explica que le apetecía estar solo en el escenario. Que todo lo que recientemente ha hecho no le permitían la soledad. Así que ni corto ni perezoso se planta él solo ante el expectante público. El show no podría considerarse un monólogo al uso. Es todo un reguero de personajes e interacciones con el público. Es precisamente en esas interacciones donde se admira el talento de Edu. Al fin y al cabo exponerse a las respuestas del público, depender de su interacción para la continuidad del show, es donde se demuestra su hacer y sus tablas. Es en esas partes totalmente improvisadas donde el show se disfruta de lleno y el que consigue las ovaciones más sinceras, las de corazón, esas que tanto se esfuerza él mismo en conseguir al principio del show.
Más vale solo que ciento volando cuenta con momentos hilarantes como el de la danza contemporánea, la sesión de hipnosis y la entrega de premios están más que de sobra resueltos y con nota. Otros son un poco más forzados, pero se sobrellevan. Se agradecen los momentos musicales y se aplaude la genialidad.
Al final la ovación demuestra que Edu, a pesar de estar solo, consigue llenar el escenario y que toda una legión de incondicionales del humor le aplaudan vigorosamente.
No siendo yo especial devoto de este tipo de shows, reconozco la versatilidad del actor y que la sonrisa sale de manera natural y sin provocar vergüenza ajena. Todo un logro.
Crítica realizada por Moisés C. Alabau
