Ha llegado Cabaret a la ciudad condal. Muy cerca del emblemático Molino, el Teatro Victoria acoge durante varias semanas el montaje que ya ha girado por España durante tiempo y que, de seguro, ya está revolucionando el Paral.lel barcelonés.
Poco más se puede decir de la historia más que conocida entre Sally Bowles y Clifford Bradshow. Situada en el Berlín de los 30, Cabaret rasca en el interior del origen de una Alemania que en breve sería un hervidero de intolerancia y donde el odio de raza (principalmente) terminaría en uno de los mayores holocaustos. Justo antes de este inaceptable capítulo de nuestra Historia, llega a Berlín Cliff con la intención de encontrar la inspiración necesaria para arrancar una nueva novela. Ahí conoce a Sally, la cabaretera estrella del Kit Kat Klub, regentado por Emcee, un maestro de ceremonias libertino y extremadamente divertido, que solo quiere hacer pasar un buen rato a sus invitados. Los personajes que completan esta ficción, que bien podría haber sido real, son Fraulain Scheneider, la casera que alquila las habitaciones, Herr Schultz, el frutero judío enamorado de esta y el resto de los chicos y chicas del Cabaret.
A uno le puede gustar más o menos el género musical en general, y en particular el estilo de Cabaret, pero lo que no se puede negar es que Jaime Azpilicueta ha dirigido un montaje impecable del homónimo de Broadway. Una explosión de música, luz y color con unas coreografías que acentúan los ya clásicos “Willkommen”, “Cabaret” o “Money, Money”.
Aunque es una obra coral, en este Cabaretno se puede negar que el rey de la noche es Iván Labanda en el papel del gerente del Kit Kat Klub. Voz, movimiento, interpretación y sentido del humor lo convierten en un ya inolvidable Emcee. Sus intervenciones son esperadas, secundadas con carcajadas y aplaudidas por el público. Y su intervención más dramática confirma su acertada elección en el elenco.
Elena Gadel nos presenta una bella Sally Bowles quien tiene una innegable agradable voz y que destaca especialmente en su parte interpretativa, robándonos el corazón en su “Maybe this time”. Su alternante, Teresa Abarca, quien interpreta a Fraulain Kost inunda el Victoria con sus temas y su carácter sobre las tablas. Los temas más delicados nos los regalan Amparo Saizar y Enrique del Portal, que con sus profundas voces le ponen el contrapunto al mundo lujurioso de las noches de cabaret. El resto de cuerpo de baile visten con fuerza el escenario y forman un espectacular conjunto que junto a los músicos, que suenan perfectamente en directo, consiguen que esta sea una de las funciones con más fuerza del momento.
Y no podemos ignorar que otra de las claves de su éxito son la magnífica escenografía con la banda en alto y con todo lujo de detalles así como el colorido y brillante vestuario completamente apegado a su época, que le concede un enorme atractivo a la función. La escena final es de gran impacto emocional, que como último tema musical de Emcee deja la función en todo lo alto.
Cabaret, por lo tanto, suma una nota sobresaliente y se erige como uno de los importantes de la lista de musicales que la ciudad ha ido programando en estos últimos años.
Crítica realizada por Diana Limones
