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31.07.2017 Críticas  
La folía es tendencia

Ron Lalá se han labrado ya un nombre en el mundo teatral patrio. Con este Siglo de oro, Siglo de ahora,- espectáculo estrenado en 2012 y que este que escribe no había podido disfrutar hasta ahora y gracias a su reposición en la Sala Verde de los Teatros del Canal-, consiguen un show dinámico, de un talento indiscutible y que termina dejando ganas de mucho más.

Tomando como base los sonetos de Lope de Vega, los sainetes de Ramón de la Cruz, a Cervantes, a Shakespeare, crean estos entrañables bardos una serie de sketches divertidos, descacharrantes e inteligentes. Acompañados de música original y letras tan acidas como ocurrentes el viaje es más entretenido si cabe.

Las situaciones van desgranándose con sorprendente agilidad, una escenografía sencilla pero resultona y unas interpretaciones entregadas consiguen el asombro del público. La interacción con los presentes es la justa y necesaria para un espectáculo de estas características. Todos sabemos lo difícil que resulta que una platea se implique de lleno en el espectáculo. Aquí lo consiguen con creces, sin incomodar a nadie. Al final el eco de la platea pone la guinda al redondo espectáculo.

Me resulta difícil calificar esta propuesta dentro de un marco teatral. Menos mal que en la clase de literatura del Siglo de Oro que es esta propuesta nos cuentan lo que es la folía. Una fiesta de piezas breves, una colección de entremeses, romances y canciones. Todo un espectáculo de variedades inventado siglos atrás. Utilizan para ello piezas clásicas aderezadas con humor actual y con una dosis de humor nada grueso y de gusto calculado. Nada ofensivo, fino e irónico. Todo un prodigio cuando se habla de humor. La comedia es el arte más difícil. Viendo otras propuestas que prometen carcajadas y se quedan en el apartado de vergüenza ajena, este Siglo de Oro, Siglo de ahora consigue que una platea llena a rebosar no se lo piense ni un segundo para ponerse en pie a ovacionar a los cinco artífices del show. Sus integrantes se saben poseedores del material de lujo que manejan y lo hacen con elegancia y frescura. No me sorprende que el nombre Ron Lalá haya alcanzado las cotas de reconocimiento que tienen, desde el otro día yo soy un ronlalero más.

Si el calor de Madrid les altera y emborrona, acérquense a la sala verde del Canal, el soplo de aire fresco e inteligente que emana del escenario les hará olvidar los rigores veraniegos. Háganse un favor al intelecto y acompañados de unos buenos amigos vayan dispuestos a pasar un rato memorable, a reivindicar la folía como arte.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

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