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16.06.2017 Críticas  
Un fantástico salto mortal a la piscina

Penúltima función de White Rabbit Red Rabbit. Un gran experimento teatral que se da cita en el Barts, y donde cada lunes un invitado se lanza al vacío interpretando a ciegas el fantástico texto del autor Nassim Soleimanpour. La originalidad de esta obra recae en la improvisación del artista invitado, ya que, junto con el público inician un viaje hacia lo desconocido: el mensaje del autor.

Con tanto misterio esta obre consigue crear el pacto no escrito de no desvelar su contenido para que el público asistente a la siguiente función sea el que viva esta gran experiencia. Una vez se abre el guión, ya no hay vuelta atrás.

En esta ocasión Silvia Abril era la actriz invitada en lanzarse a la piscina. Abrió el guión con ilusión e incertidumbre. La misma cara que una niña abriendo un regalo de Reyes la mañana del 6 de enero.

Tras leer el primer par de páginas, Silvia, muy avispada, empezó a olerse que se cocía en aquel libreto que tenía entre sus manos. A medida que avanzaba el texto asumió que ella era simplemente la líder de la manada. Se hizo plenamente con el cortijo y proporcionó lo que el público vino a ver: Silvia Abril en estado puro.

Una fantástica actuación que supo conectar con la intención del autor y que encandiló a todo el Barts. Si yo fuera Nassim Soleimanpour, estaría muy orgulloso de contar con tal maestra de ceremonias. ¡Y sin tener ni idea de qué va!. Se necesitan muchas tablas y echarle muchas horas al oficio, para dar un cuádruple mortal y clavar una entrada limpia en la piscina.

Silvia llegó con holgura al final de la obra, a pesar que su micro casi no lo hizo, transmitiendo los diferentes mensajes que invitan a reflexionar sobre el ser humano. Supo arrancar la mejor carcajada de los asistentes y salir airosa de aquellos tediosos párrafos en los que el autor se puso intenso. Una comunión con un publico muy participativo y muy divertido (no olvidaremos a la chica rubia que se lanzó “literalmente” al escenario para convertirse en ese conejito rojo que siempre soñó) que dejó un gran sabor de boca, y una función más para el recuerdo.

¿Ya te ha entrado el gusanillo de saber de qué va la obra? Pues hasta aquí puedo leer. Recuerda que hay un pacto no escrito y que pienso cumplir a rajatabla. Pero que no cunda el pánico. Aún quedan un par de funciones más; Àngels Barceló, que será la encargada de cerrar este ciclo en el Barts y Andreu Buenafuente que se atreve con una función extra dentro del marco del Singlot Festival. ¿Te vas lo vas a perder?

Crítica realizada por Josh Fenoy

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