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23.05.2017 Críticas  
El vivir en pareja

Los vecinos de arriba es el nombre de la obra que se estrenó el pasado 26 de abril en el Teatro Bellas Artes de Madrid tras haber cosechado multitud de éxitos en el Teatro Romea de Barcelona -donde se representó con otro elenco en catalán- y posteriormente en el teatro madrileño de La Latina.

Es la primera pieza teatral de Cesc Gay que tras el éxito de su última película –la intensa y entrañable Truman- nos muestra una comedia cercana que reflexiona sobre la vida en pareja y la sexualidad a través de dos parejas que viven en un mismo edificio. Ana y Julio – Eva Hache y Xavi Mira- invitan a cenar a sus vecinos de arriba Gloria y Brian –María Lanau y Andrew Tarbet- para agradecerles la ayuda que les dieron cuando se instalaron en el piso; a medida que transcurre la noche salen a la luz sentimientos, reproches y deseos que estaban escondidos en el interior de cada personaje.

Los cuatro actores dotan de gran credibilidad a sus personajes, todo el elenco realiza un fantástico trabajo. Eva Hache interpreta a una mujer que poco tiene que ver con su carácter o con la actitud que estamos acostumbrados a ver en sus anteriores trabajos y lo hace de tal manera que uno se olvida de la actriz y sólo ve el personaje dramático e inseguro que convive con el irónico profesor de conservatorio interpretado de manera brillante por Xavi Mira. Ambos destacan por su expresividad gestual, ya que son capaces de transmitir mucho sin articular ninguna palabra. Por otro lado, el personaje que más parece conectar con el público es el interpretado por Andrew Tarbet, es el encargado de servir los gags y provocar las carcajadas entre los espectadores. El reparto lo completa María Lanau que se diluye entre los otros tres actores debido al papel que le ha tocado interpretar.

Esta historia transcurre en un solo acto donde se agradece el cuidado trabajo de Alejandro Andújar- escenógrafo- que logra crear una invisible separación de ambientes para asignar un lugar a cada personaje. Propuesta que pone sobre la mesa las convicciones de los roles establecidos en la sociedad patriarcal y tradicional de la que formamos parte.

Todo concluye con un final que, a mi parecer, está falto de energía y lleno de toques de psicología barata. Me hubiera gustado un final mucho más sarcástico, acorde al ritmo del resto de la función. Sin embargo, esto no oscurece una brillante e inteligente comedia que deberían ver todos aquellos que quieran pasar un buen rato.

Crítica realizada por Patrícia Moreno

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