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13.04.2017 Críticas  
Hoy la platea es un polvorín

La Gran Vía madrileña, nuestro Broadway castizo, recupera un gran teatro de la mano de Stage Entertainment y lo hace por todo lo alto. Con un musical que a pesar de haber estado ya en la Gran Vía, viene con las pilas cargadas y dispuesto a hacer bailar a los espectadores.

El fenómeno Mamma Mia! arrasa por donde pasa. Desde su estreno en Londres hace 18 años, este espectáculo pionero en el género de los musicales “jukebox” ha conseguido legiones de incondicionales fans. Un musical que lleva por bandera la alegría de vivir, de enamorarse, de vivir en una isla griega, y de emocionarse con los preparativos de una boda. Aderezado con las melodías de ABBA, entusiasma a miles de espectadores cada noche allá donde se represente.

En nuestro país Mamma Mia! ya tiene una trayectoria conocida, hizo temporadas en Madrid, giró por la península. Volvió a girar después de reestrenarse en Barcelona y ahora llega para inaugurar el recién reformado Teatro Coliseum. Si hay una figura icónica de este espectáculo en nuestro país, esa es Nina. Nina tiene el record de ser la actriz que más veces ha representado este papel a nivel mundial. 7 años de Donna a sus espaldas. Nina es una actriz que no deja a medias tintas. Despierta amores y odios. Su chorro de voz es indiscutible y en Mamma Mia! tiene momentos donde lucirse. Los aprovecha y los juega bien. A nivel interpretación tiene sus detractores. Yo, sin ser un gran fan de su hacer como actriz, he de decir que no concibo Mamma Mia! sin ella, guste más o guste menos.

Clara Altarriba es la joven hija de Donna, y la causante de todo el enredo que su boda provoca. La búsqueda de sus padres, tres candidatos posibles, la llegada de las amigas, la preparación de la ceremonia y toda la trama. Clara canta bien, muy bien, aunque le eché de menos algo de genio en algún momento. Ya de por si Mamma Mia! es edulcorada, pero un poco de acidez le vendría bien a la interpretación. Por no extenderme repasando el amplio elenco diré que todos están correctísimos y que consiguen una función que cumple con su propósito. Que la platea sea una fiesta.

Cierto es que el montaje que llega al Coliseum es un montaje de gira. En algún momento se añora el montaje original y algunos detalles que conseguían erizar el vello en aquell producción. Cuanto se echa de menos la pasarela que se eleva al final, para enmarcar a los protagonistas en la inmensa luna. A pesar de eso, el montaje suena con potencia. La orquesta en directo (algo a tener en cuenta en esta época de musicales de música enlatada) suena vibrante. Técnicamente el show está engranado y fluye. Coreográficamente está a la altura de lo que se espera de una gran producción.

Ante la pregunta: ¿Recomiendas Mamma Mia!? Mi respuesta es un rotundo sí. Mamma Mia! siempre es una gran opción para dejar los problemas aparcados y sumergirse en las pegadizas melodías del show. Para desgañitarse vivo cantando lo de “hoy mi cuerpo es un polvorín”.

Crítica realizada por Moises C. Alabau

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