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12.04.2023 Música  
¿Qué más se puede pedir?

Doctor Music Concerts presentaba anoche el directo de Måneskin en el Palau Sant Jordi de Barcelona. El grupo revelación del Pop-Rock italiano, que saltó a la fama internacional tras ganar el Festival de Eurovisión 2021, llenaba el recinto barcelonés en su único concierto en territorio Español.

Con un encendido de luz y sonido espectacular, y un estadio rugiendo al unísono, Måneskin iniciaba la esperada noche del Glam Rock con la introducción extendida de su éxito Don’t Wanna Sleep. A ritmo de bombo y platillo, y tras una lona roja que rodeaba el escenario, la banda daba comienzo a una noche que se preveía cañera y de la cual, no tuvimos duda cuando la lona cayó a sus pies y el público estalló en vítores. Prepárate para Dance, Dance, Dance Barcelona; con este enérgico inicio parece que esto no ha hecho más que empezar.

«Buenas noches Barcelona», gritaba Damiano David, vocalista de Måneskin, a mitad de canción. El cabezal de luces, que parecía estático, se transforma y Gossip inicia su andadura en un mash-up perfecto. “Welcome to the city of lies, where everything’s got a price”.

 Rápidamente, y con intención de animar al público aún más, poco tardó en sonar Zitti E Buoni; canción que los hizo conocidos en toda Europa al proclamarse ganadores del Festival de Eurovisión 2021.

“Hola Barcelona, ¿todo bien?”, gritaba Damiano. «Estamos encantados de estar aquí. Y este es todo el Español que tengo; así que sigamos», decía riendo mientras el público iniciaba su euforia y sonaba Own My Mind. 
Con un público sobradamente entregado, Damiano David no dudó en empezar a jugar con él y hacerlo saltar hacia el final del tema. Parecía que el público tenía ganas de fiesta y ahí, inician la conocida Supermodel que acaba de dar rienda suelta a la locura fan.


Pero si una de las canciones de la noche fue celebrada, esa fue Coraline. Solo iniciar la guitarra y las primeras palabras que dan pié a la canción: “Dimmi le tue verità, Coraline, Coraline”, el grito del público ensordeció el estadio que, instantáneamente, se encendió para iluminar la interpretación con los flashes de los teléfonos móviles. Tras el celebrado tema, sonaron las inconfundibles Baby Said y Bla Bla Bla. La noche ya estaba encauzada, el público caliente y Damiano no perdió un minuto en decidir bajar del escenario y cantar cerca de ellos para acabar surfeándolo en primeras filas. Tras volver al escenario, In Nome del Padre inició su andadura, finalizando con ella esta primera parte del concierto con un intenso guitarreo final.

«¿Cómo estáis? ¿Estáis pasándolo bien?», preguntaba Damiano. «Ahora llega un momento muy especial, ya que es una canción que hemos tocado muchas veces y aunque hay gente a la que no le gusta, nos da igual. Es la canción que nos hizo despegar internacionalmente y la vamos a tocar sí o sí. Es nuestra p**a canción»; espetaba. Rápidamente, y a capella, Damiano entona las primeras frases del cover del éxito de The Four Seasons; Beggin’. Golpeando fuerte y dejando el hype bien alto, la banda se pasa al medio tiempo variado con Timezone.

Tras los aplausos, Damiano indica que van a tocar la canción favorita de Thomas Raggi, guitarrista de la banda. Suena For Your Love y, rápidamente entendemos el porqué. En una versión instrumental extendida, Raggi puede dar rienda suelta a sus dedos que encienden aun más al público.

Con enérgicos bombos, platillos y todo lo que tienen en cartera, Måneskin inicia su versión directo de Gasoline, donde no podía faltar el fuego sobre el escenario. Con ella, cierran la segunda parte del concierto para iniciar una sorpresa más íntima.

Mientras el escenario principal se apaga poco a poco, algo que el público no acaba de comprender, Damiano David y Thomas Raggi aparecen tras el público para acceder a un nuevo y pequeño escenario situado en la mitad de la pista del Palau Sant Jordi. Allí, en petit comité, cantan dos canciones en un formato acústico guitarra y voz. Un pequeño impasse tranquilo y cercano donde suenan Vent’Anni y If not for you.

Tras este pequeño interludio, el bajo de Victoria de Angelis y la batería de Ethan Torchio inician una fuerte discusión en escena para devolver la potencia necesaria al escenario principal bajo un espectacular juego de luces. Los demás miembros de la banda no tardan en aparecer para interpretar I Wanna Be Your Slave. Victoria acaba bajando al público donde termina surfeando cabezas mientras toca el bajo y Damiano juega a mover el público para llegar al apoteósico final de la canción donde todos saltamos tratando de tocar el cielo. Efectivamente, 

Raggi parece tener ansia de público y, a hombros de su equipo, no duda en mezclarse con ellos mientras rasca La Fine. Está claro que Måneskin vive ávido de público y no duda un minuto en acercarse a él.

«Vamos amigos, cantar conmigo», gritaba Damiano David. La, la-la-la, la, la… Ya sin camiseta y mostrando todos sus tatuajes, Måneskin está preparado para sentir y empezar la salvaje parte final del show. Para ello suena la sexy Feel.

 Tras ella, sonaron tres temazos bien potentes con los que dejar el listón bien alto: Mark Chapman, MammaMia y Kool Kids. En este último tema, varios fans de primera fila fueron invitados al escenario a disfrutar la última canción de la noche con el grupo.

Tras desaparecer pocos minutos del escenario, Måneskin hizo acto de presencia para encauzar la (ahora sí) recta final del concierto con los bises. En primer lugar, Raggi apareció en escena para interpretar el impresionante solo de guitarra del inicio de The Loneliest; de los pocos medios tiempos que han sonado esta noche y que el público agradece disfrutar. Tras el extenso inicio, la banda al completo se suma para interpretar el nombrado tema que finaliza, como no podía ser de otra forma, coreado por el público.


Para acabar la noche, la banda decide interpretar el reprise de I Wanna Be Your Slave; donde Måneskin demuestra que no se necesita mucho para dar un concierto espectacular.

23:15 horas y el concierto finaliza. Aunque el público demanda más, las luces se encienden indicando que es el final. Måneskin lo ha dado todo en una noche llena de buenas canciones, una iluminación alucinante y un sonido en directo poderoso. ¿Qué más se puede pedir?

Crónica realizada por Norman Marsà

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