novedades
 SEARCH   
 
 

03.08.2022 Música  
Monegros: las leyendas nunca mueren

Monegros se corona batiendo records en un desierto que se convirtió en leyenda y jamás fue olvidada. Más de 55.000 personas que acudieron a la llamada del desierto lo demuestran. 8 años esperando y una pandemia por en medio solo han hecho que el desierto salga glorioso y ambiciosos para ofrecer la mejor experiencia festivalera de nuestro país.

Tras 8 años de parón, Monegros Desert Festival vuelve renovado, haciendo sold out y con unas cifras y un montaje nunca visto hasta la fecha en nuestro país. 20 horas de música repartidas en 11 escenarios tematizados. Del Soundsystem Temple diseñado con materiales reutilizados, al avión Airbus 330 convertido en pista de baile, pasando por una cabina de dj en un antiguo tren de mercancías o la decoración lisérgica del escenario elRow, sin olvidar los espacios clásicos donde todo comenzó: el Open Air, El Pajar o, el rústico, El Corral, entre otros. 100 m2 de desierto en Fraga que se han convertido, por unas horas, en una vibrante y colorida rave.

Creatividad, color y música para todos los gustos han sido el emblema de esta nueva edición. Tras el calor del día, al caer la noche, Monegros se ha llenado de luces y proyecciones, con un mapping creado en exclusiva para el festival, otra de las novedades de este año. El concepto de este año era recuperar la idea de las raves de los 90, pero aplicando los sistemas y la tecnología de hoy en día. Entre los asistentes, una variedad de países, lenguas, edades, géneros y estilos, han convertido el festival en una especie de crisálida de culturas futurista. ¿Os damos una vuelta por el desierto?

La caliente carretera N-II ya estaba bien señalizada y preparada para acoger el aluvión de gente que esperaba nuestra cita con el desierto. Como bien se avisó, una cola de coches invadió la carretera esperando entrar a la experiencia del año. Alrededor de las areas de servicio se veían las ganas de fiesta con gente que esperaba un poco más a que se vaciara la carretera para continuar. Los servicios de seguridad apoyando y ordenando el tráfico para que todo saliera como esperado y con paciencia y buen humor llegabas al parking del festival. La excursión continuaba y era hora de prepararse para el furioso sol que invadió el desierto desde primera hora; gafas de sol, gorras, crema solar y hasta un parasol japonés fueron las precauciones que se vieron a primera hora en el escenario del Sound System Temple. Un escenario que desde primera hora congregó cientos de personas esperando al gran Zatu capitaneando SFDK vibrando a ritmo de un excelente dj set de Real El Canario. Temazos de Snoop Dogg, Beastie Boys o Eminem hicieron amena la espera hasta que Acción Sánchez se dejó caer en el escenario. Zatu entró con la energía de un huracán, el dúo Sevillano fue recibido entre gritos y emoción de su público coreando canciones como Sin Miedo a Vivir, El liricista en el tejado, Un pobre con dinero o el clásico El niño güei. Zatu tuvo una conexión con el público brutal, una carisma natural que justifica su éxito sobre el escenario con un indiscutible flow. Acción Sánchez brilló como nunca y lució sacando una tornamesa en forma de guitarra para que pudiéramos ver más de cerca su indiscutible técnica al scratch. SFDK nos dio funk, nos dio rap y nos compartió anécdotas que unimos en el desierto.

Saliendo SFDK del escenario la gente se movió un poco y muchos cargaron pilas con cerveza fresquita ante un sol que no perdonaba y una sombra que avanzaba lentamente. Si habías venido por el Hip Hop las pausas eran cortas, pues la programación estaba concentrada durante la tarde y debías conservar el mejor sitio para no perderte detalle. Las Ninyas del Corro se hicieron con el poder del escenario con una estética arrolladora, trenzas largas, flow urbano con ropa deportiva pero con estilo. Los visuales totalmente japoneses con caricaturas de las chicas y la tipografía que marcaba LNDC (Las Ninyas del Corro) en toda la pantalla. Carácter y actitud en cada frase, escupiendo flow y marcando quiénes son las chicas de San Andrián del Besós. Sus canciones te dejaban hipnotizado y acababas coreando con ellas LNDC y la nueva religión entre risas comentándonos qué hubiera pasado si nos hubieran enseñado esto en el cole. Momentazos con bailarinas en el escenario que entraban y salían con unas coreografías entre break, krumping y Hip Hop. Las Ninyas del Corro han demostrado muchísima fuerza en un concierto digno de estar entre los grandes SFDK y The Psycho Realm.

Y así se fue abriendo la tarde para recibir a The Psycho Realm. Celebramos 25 años de The Psycho Realm recordando por qué son 25, y es que hace 25 años las discográficas no apoyaban talentos como el de Sick Jacken y Big Duke y dependía 100% del público, y así ha sido hasta el día de hoy. Sick Jacken capitaneó la velada dándonos un viaje por todos estos años recordando, como no, a su hermano Big Duke. Cynic se encargó de acompañar a Sick Jacken y de darnos un show espectacular coordinándose con destreza. Los scratch tremendamente exquisitos pero en esta ocasión no por parte del gran Dj Muggs, dj de Cypress Hill, como se nos prometió, sin embargo no hubo comentario al respecto. The Psycho Realm convirtió el Sound System Temple en una locura con visuales que literalmente te absorbían la cabeza, lo convirtieron en un barrio gigante con un sonido arrollador, si ya nos dio esa sensación desde el principio ¿te imaginas qué ocurrió cuando se cantaron la canción de El mundo es un barrio mencionando cada país latinoamericano? pues un público totalmente enloquecido cantando junto a tremenda formación. Combinando sus canciones en inglés y español se metieron al público en el bolsillo mostrando tremenda gratitud ante el cariño recibido.

La pista poco a poco se fue llenando y más y más personas iban llenando el espacio hasta casi ni ver dónde terminaba. Y no era para menos pues teníamos a uno de los pesos pesados del Hip Hop apunto de aparecer antes nosotros. El gran Busta Rhymes entró con energía y poderío junto con su corista con un outfit de gala digno del desierto, pues combinaron sus conjuntos con pantalones rosa claro y camisas blancas con estampados detallados rosados además de los sombreros a juego. Cuando eres una leyenda del Hip Hop no puedes dejar escapar los detalles. Con un vozarrón de echaba para atrás Busta Rhymes jugó con todas las técnicas vocales posibles controlando las dinámicas y la potencia de su voz además del sello de la casa; sus rimas frenéticas. Con su I Know What You Want y la voz de Mariah Carey de fondo, Busta Rhymes nos regaló un precioso atardecer en el desierto que fue mágico. Movimientos coordinados, pausas desconcertantes, coros con su público y una y otra vez preguntándonos si queríamos que lo hiciera otra vez ¿el qué? parecía obvio y sabido entre todos; sus versos a toda velocidad, pues son definitivamente únicos.

Si te habías pillado tu entrada VIP podías darte una vuelta por el Artist Village y encontrarte con tus artistas favoritos, pero no solo eso, era una vuelta por el Far West con sus vías de tren y sus vagones con una decoración japonesa con guiños urbanos. En uno de los vagones teníamos los djs que amenizaron todo el festival con funk, tech house y un toque más acid en un espacio para descansar, compartir vivencias, planear la noche y comer un poco. ¿Os cruzasteis con alguno de vuestros favoritos?

Planear el festival y calcular las pausas era del todo importante porque el cansancio te la podía jugar a la hora de ver a tus favoritos. Empezamos el recorrido por el desierto a bailar Drum’n’Bass con su distorsión y ritmos más rotos viajando a The Moon a ritmo de Camo & Krookeed, un Drum’n’Bass fino y elegante, un Drum’n’ pasando por todos los momentos de la historia con los clásicos de siempre y un público bailando como loco en medio de una carpa espacial rodeada de planetas.

El escenario más popular estaba a la vuelta de la esquina, y es que el sonido y el espacio estaba preparado para acoger a todos los amantes del Row en un escenario nunca visto. Un viaje psicodélico a través de la luz y el color con un escenario simplemente enorme de esos que solo te imaginas en un Tomorrowland. Un dj que apenas podías ver de lo alto que estaba pero una cosa es cierta, si eres un buen fanático de El Row, sabías que cada uno tiene su sonido, y así fue como identificamos a De La Swin y Bastian Bux, un tech house elegante lleno de groove que nos hizo bailar sin parar con sus ritmos contagiosos. No nos olvidamos del mítico Marc Maya junto a Toni Varga regalándonos contoneos desde las primeras horas sin perdernos el cierre del Row con Joseph Capriati. Y es que este escenario era adictivo, sus colores, su buen rollo, ese viaje loco que nos hipnotizaba hasta el cielo, pues teníamos hasta mascotas en lo más alto, unos hinchables de insectos y animales maravillosos y coloridos. Una fantasía de la que no querías escapar, sin embargo, la ruta debía continuar.

Artistas para todos los gustos y tiempos. ¿Quién puede resistirse a ver a Vitalic? Nosotros no, no todos los días tienes la oportunidad de ver a este hombre live con un sonido tan bestia como el que nos trajo Monegros. Laurent Garnier fue el protagonista indiscutible del clásico Open Air del desierto con un techno más tranquilo y melódico que acaparó la atención de miles de personas, y es que ¿quién iba a perderse al Garnier? Su elegancia con un toque fino inundó el espacio de buenas vibraciones y de gente gozándoselo sin prisa pero sin pausa.

Y si de clásicos del desierto hablamos debíamos de adentrarnos en El Pajar. En el desierto no se pierde detalle y definitivamente El Pajar estaba equipado de un sonido matador con un Drum’n’Bass brutal que pudimos gozar con artistas como D-PR junto con el mítico MC Mood o bien Kursiva, artistas nacionales de toda la vida que nos han regalado sensaciones brutales y que debían estar en el desierto, en los orígenes regalándonos temazos y mezclas bien originales como el mítico Gold Dust que puso la pista del revés. El Pajar lucía estupendo teñido de rojo y lleno de sonrisas. No podías salir de El Pajar sin pasarte por El Corral donde al salir gozamos de un techno fino y elegante de la mano de Fred P, un cambio brusco de ritmos pero hipnótico del todo.

De lo clásico a lo nuevo si nos adentramos en la atracción estrella del festival, el avión que da paso a The Club. Un avión estampado en el desierto, un avión verde que ponía Monegros en el lateral en color amarillo. Con un aforo limitado y exclusivo el cartel era totalmente un misterio, imposible saber el tipo de música que iba a sonar o la estrella que nos íbamos a encontrar. Entrar en un avión para pegarte la fiesta de tu vida sienta del todo bien, impresiona y desde luego emociona. Todo el espacio de un avión convertido en una pista de baile llena de arcos de luz que parpadeaban y se combinaban en verdes rojos y azules iluminándote el alma de felicidad con techno, drum’n’bass… lo que tocara en el momento, pero no dejaron de sonar clasicazos que te daban todo el Hype para bailar sin parar.

La cita con Richie Hawtin era obligatoria del todo. ¿Alguien se cansa de ver a este hombre? Nosotros no, un artista de este calibre es querido y respetado por todos. No importa si repite festival cada año, no importa si lo hemos visto hace dos meses, la cita con Richie es inamovible y un acierto total. Y el público estaba con nosotros y nuestra emoción por verle, pues ahí teníamos el Sound System Temple a reventar, llenito de gente, brazos en el aire, caras sonrientes y un techno exquisito que se apoderaba de tus oídos. Un escenario que se tiñó de rojo ante el poder de Richie Hawtin, unos visuales minimalistas que potenciaban ese color a la par que escupía fuego desde lo más alto. Este escenario tenía una altura considerable manteniendo al artista en el centro y más cerca del público. La decoración era de madera creando unos altavoces gigantes que se elevaban hasta el cielo; una columna de altavoces digna de un templo capitaneada por el gran Hawtin con sus progresiones lentas creando esa tensión que solo te desquitas cuando peta la canción. Un mapping de escándalo que simulaba descargas eléctricas formado sobre las columnas de altavoces de madera combinando azules que te hacían vibrar.

Para cambio de ritmos el de meterse en el Industry City y acercarse a ver a Chris Liberator. Está claro que todo el mundo sabe quién es esta bestia del techno, prueba de ello la cola de la entrada, pues el Industry City es una ciudad dentro del desierto, una ciudad loca formada por containers mecánicos industriales grafiteados. Dos escenarios divididos por un half pipe en el que desde temprano tuvimos exhibición de skate de la mano de las estrellas de DC. Chris Liberator, con su techno zapatilla, nos ambientó en un escenario de lo más diabólico con la cabeza de lo que parecía una cabra. Sus ojos rojos se movían y miraba de un lado hacia otro con un sonido arrollador para ser poseídos por el techno más salvaje de todo Monegros. Para salvaje el tiempo de Mandidestroux, una mítica de la escena, una veterana que jamás pierde su ritmo y su locura, pues sus meneos salvajes durante su set son míticos, un hardtech bien loco y clásico que la gente no paró de bailar. Y si el hardtech es lo tuyo nos la jugamos a que viste el amanecer de Monegros en el Industry City, los primeros claros, los primeros rayos de sol que iluminaron poco a poco un Industry City a ritmo del maestro de los maestros Mat Weasel Busters. Sin duda es el dj más original del movimiento hardtech, pues combina el genuino estilo con melodías, samples de míticas canciones de los 90 como el Take On Me, teclados, voces como la mítica Extasy Love, trozos de hardcore que congregaron ravers con deliciosos y distintos pasos de baile dignos de admirar y que daban ganas de lanzarse a freestailear sin complejos. El Industry City echando fuego ¡Literal! llamaradas de fuego a sus puertas y a los lados del escenario ¡La pista ardiendo!

¡La Techno Cathedral estaba bien furiosa! unas carpas gigantes que ni veías cómo se aguantaban ensombrecían lo que llamaría el jardín de la catedral. ¿catedral? sí sí, estáis en lo cierto, se trataba de un escenario que era literalmente una catedral. Ben Sims fue el encargado de abrir la ceremonia de Monegros y de recibir sus feligreses con un set especial de Hardgroove, un set ideal para entrar de la mejor manera, bailándotelo desde el minuto uno. ¡Cómo no vas a bailar si eres de los primeros en pisar el desierto! Somos conscientes de que mucha gente se perdió a Ben Sims, sin embargo, a pesar de que este set era un poco fuera de lo habitual, podías ver al Ben de siempre a altas horas de la mañana en el Open Air.

Realmente las últimas horas del festival estaban muy muy reñidas. ¿Movemos las caderas más sensualmente a ritmo de Joseph Capriati recordando los mañaneos del Row? ¿Nos la jugamos a los breaks y las gamberradas de los DK Brothers en el Industry City? ¿Nos la gozamos con el elegante techno de Adam Beyer con el arrollador sonido del Sound System Temple? ¿o nos vamos al clásico Oscar Mulero al Open Air? En ocasiones nos enfrentamos a decisiones como esta. Nosotros nos pasamos un rato por cada lugar disfrutando de pedacitos de cada artistazo. Sin embargo alargamos un poquito nuestra estancia con Oscar Mulero en un Open Air delicioso y un Techno bien furioso.

El cierre era indiscutible, pues el desierto nos guió hacia el Sound System Temple donde cerró Paco Osuna. Con toda la programación finalizada solo nos quedaba esperar a este monstruo. Antes de acudir al festival pudimos ver una entrevista donde se hablaba de la preocupación de Paco Osuna por clausurar el desierto, pues después de 8 años sin Monegros, ¿seguirá entendiendo el público lo que es un cierre de Paco Osuna? Es cierto que teníamos a los de siempre fichando y apostando por el festival, pero las generaciones nuevas se apoderaron de Monegros también, gente que por primera vez se pegaba el pateo, el tamborileo, la aventura y se armaba de ganas para ir. La familia Arnau no dudó un momento en confiarle a Paco Osuna la última hora y el resultado fue maravilloso. El llenazo era fácil pero mantener a un público agotado de 20h dándolo todo y sufriendo el calor del desierto era todo un reto, pero Osuna lo superó con creces. Paco encendió la llama de la última hora, activó esas ganas que todos llevábamos dentro desde hace 8 años, avivó un sentimiento de melancolía que poco a poco nos llenaba el alma, pues Monegros estaba apunto de terminar.

20h horas de fiesta superadas, caras sonrientes aunque cansadas, otros con ganas de más. Era la hora de regresar a casa, ya sea tras haber descansado un ratito en el coche y haber comido y bebido bien o bien envalentonarse de una. Un festival que marca la leyenda, una leyenda viva que esperamos que nos siga regalando la experiencia por muchos años más ¡Felicidades Monegros! Nos vemos el año que viene en el desierto.

Crónica realizada por Nina Delgado

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES