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21.06.2018 Música  
El poderío de la Baras se instala en Pedralbes

Vuelve Sara Baras a Barcelona. Y lo hace por todo lo alto, como se merece esta profesional de las artes escénicas. Nos presenta su nuevo espectáculo Sombras en el fantástico lugar en el que se celebra el Festival Jardins Pedralbes, con un montaje de una calidad excepcional que arranca aplausos y ovaciones durante toda su duración.

Sara Baras ha querido hacer un homenaje a esa parte de ella que le acompaña en cada actuación; a su alma, reflejada en su sombra en el escenario y para ello ha montado coreografía tras coreografía hasta montar todo un conjunto de baile, cante e instrumentos que deja boquiabierto a todos los presentes, tengan o no inclinación hacia el flamenco.

El flamenco es un arte, eso es innegable. Y Sara Baras representa ese arte con algo mucho más grande que porte y dignidad. El aporte cualitativo es tan elevado, que como decíamos, cualquier espectador reconoce que lo que está viendo es de un valor incalculable, a pesar de que no sea uno de sus estilos favoritos. En cualquiera de los números se detecta expresividad (incluso desde las filas de asientos más lejanas). El ensayo y el duro trabajo se hacen evidentes en el resultado de tema tras tema hasta que solo al final, tras los agradecimientos, el grupo se relaja y se regala unos pasos y unos cantes más improvisados. El resto, es seriedad y respeto por el oficio.

En este montaje, la Baras arranca en pantalón y con una coreografía por todo lo alto basada principalmente en el zapateado (y con solo una guitarra) que ya señala muy acertadamente la calidad que va a existir el resto de la noche.

Además, Sombras cuenta con un cuerpo de baile compuesto por seis bailarines (cuatro mujeres y dos hombres) que alternan preciosos bailes como conjunto mientras ella cambia de vestuario o sencillamente descansa. De nuevo viene acompañada en esta ocasión, como ha ido haciendo en estos últimos años, por José Serrano, bailarín y coreógrafo, que combinan con bailes de él solo o de los dos.

Los músicos y cantaores van incrementando a medida que van pasando los números, hasta completar un cuadro andaluz en toda regla compuesto de dos guitarras españolas, dos percusionistas, dos cantaores y hasta la sorpresa de escuchar una armónica y un saxo soprano para un número de flamenco-jazz hacia el final de la función. El número de los violines (grabados) junto a algunos de sus zapateados es de los más aplaudidos por el público y con razón.

Ya en el final, la artista agradece el calor que el público le ha extendido, saluda a varios de los presentes a los que les tiene un cariño especial, como al director artístico del Teatre Lliure, Lluís Pasqual y recibe un ramo de flores por parte de los organizadores, que tan bien se merece.

Sara Baras suma arte, fuerza, luz y color para ofrecernos Sombras, un espectáculo que, sumado al marco incomparable del Festival Jardins Pedralbes, hace las delicias de barceloneses y resto de presentes y que deja un año más el regusto de elegancia y calidad al que este festival ya nos tiene acostumbrados.

Crítica realizada por Diana Limones

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