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04.05.2018 Música  
Enamorados de la sincera voz de Dolo Beltran

El pasado viernes, El Molino de Barcelona abría sus puertas al abrigo del Festival Mil·lenni de Barcelona para presentar el concierto de Dolo Beltrán. La cantante y actriz presentaba su nuevo trabajo discográfico, Copilotos. Un trabajo fresco y divertido que cautivó al público asistente quienes, entregados al 100%, disfrutaron de una noche sin igual.

El concierto empezó donde todo se empezó a liar; como ella indicó. Un inicio sin igual que nos cautivó desde las primeras notas. “Yo voy por mi camino…”. Dolo empezó a cantar ‘Lola’ y el público estalló en aplausos. Tras este disfrute, Dolo Beltran indicaba: “Hace diez años que canto esta canción y Javier todavía no me ha llamado”. Una pequeña broma que hizo reír al público asistente y que nos dejó claro el rumbo que iba a tomar este concierto.

“Si os gusta Copilotos, vas a flipar como suena con la banda en directo”, indicaba. “Esto empieza y vosotros sois los copilotos invitados de hoy”. Así que vamos allá.

‘Mi vida en color’ iniciaba el periplo de canciones del álbum Copilotos como un mantra de positividad que se repetiría toda la noche. Positividad y cachondeo, ya que en la presentación de ‘Aspaviento’, Dolo no dudó en contar que para este concierto había recuperado cosas. Entre ellas, el vestido que llevaba puesto; un vestido que antes no le entraba. “También hay otras cosas que me apetece recuperar pero otras no. Antes enseñaba las bragas en los conciertos, ahora no. Así que estar atentos, que algo más veréis”. El humor inconfundible de Dolo empezaba a asomar la cabeza por el escenario y el público lo agradecía.

Tras ello sonaba ‘Copilotos’, canción que da nombre al disco y que decidió dedicar “a la peña y la madre que nos parió”. Acompañándola, el temazo de ‘Noches inmensas’ que nos animó a todos con el primer subidón de la noche. El público empezó a corear el nombre de Dolo. Inesperadamente, ella añadió: “Que bonito. Diría vuestro nombre también pero sois tantos… que no sé… aixxx, Ramoooon, Javieeer”.

A veces, como indicaba Dolo, en la vida hay veces que hay que desenchufarse. Y tiene mucha razón. Por ello, sus conciertos son maravillosos para poder desconectar de la estresante vida laboral. Así empezó a sonar ‘Verte llegar’; una canción preciosa y directa sin artificios electrónicos. Seguidamente, y como colofón del momento “desenchufe”, disfrutamos del tema ‘Una nit en blanc’; el único tema en catalán del álbum.

Tras ello, y con la recomendación de un Gin-Tonic en la mano, sonó ‘Desolado’ y, junto a ella, una pequeña pista musical que nombró como un regalo maquetero. Una historia de amor contemporáneo (llámale Tinder) en forma de canción que nunca llegó a editarse. Quién sabe, a lo mejor aparece en un nuevo álbum.

Después de este impás, llegaba uno de los puntos álgidos del concierto donde pudimos disfrutar de temazos como ‘Ahora’, ‘Decir nada’, ‘Maratón loca’ o ‘Andar a tientas’; que animaron de nuevo al público asistente preparándolo para encauzar un final memorable.

Tras un pequeño impás para ir al baño (sí, Dolo no se calla nada) y un cambio express de ropa, la cantante apareció de nuevo en el escenario abanderada por un pequeño ataque de sinceridad. Indicaba que cuando empezó hace unos 10 años, tenía una canción que decía aquello de “que bien me sientan los 30 aunque mi piano chute como quiera”. Ahora, a los 43, el mantra ha cambiado a “que bien me sientan los 40 y mi piano chuta como quiero”. Así que, en sus palabras: “¡Bienvenidos a la 4a temporada de mi vida!”. Sonaba el tema ‘Fiesta a los 40’ acompañado de ‘Mi vida en color’. Ambos, una declaración de intenciones de vida clara y directa.

Tras este último tema, Dolo nos preguntaba si habíamos cenado. Al unísono el publico indicó que no y nos recomendaba que lo mejor era que comiéramos cansados, porque así haces ejercicio antes. «Ya sabéis: Bailoteo, cansancio y a cenar”. La despedida llegaba y sonaba ‘Pulso’, el mejor tema del álbum para dejarnos con el gran sabor de boca que nos dejó el concierto.

Ahora, de subidón, solo nos quedaba recordar lo vivido. La excelente música interpretada por Dolo Beltrán (y la banda de 3 chicos que la acompañaban), sus locuras verborréricas que hicieron la delicia del público y un concierto grande. Más grande de lo que alcanzaba la vista, pero tan grande como se sentía. Ah, y sí… ¡nos fuimos a cenar!

Crónica realizada por Norman Marsà

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