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16.04.2018 Críticas  
A cuatro voces

Todos los musicales o casi es el tercer espectáculo del cuarteto Demode Quartet y llega al Gran Teatro Bankia de Príncipe Pío de Madrid bajo la dirección de Patxi Barco para recorrer, durante todos los viernes de abril, los musicales más conocidos de todos los tiempos.

Los cuatro intérpretes Navarros –Mikel de la Fuente, Joli Pascualena, Iker Huitzi y David Rosco- que componen este grupo musical presentan su nuevo espectáculo en el que ofrecen divertidas versiones de más de veinte musicales, desde West Side Story a El Rey León pasando por Cabaret, cantadas a capela y aderezadas con humor.

Gran parte del mérito reside en que todo lo que se escucha en este montaje está realizado con sus voces, incluidas las bases musicales que previamente han grabado para dar presencia a instrumentos creados con sus propias cuerdas vocales; su voz es una herramienta maravillosa que explotan brillantemente durante los 75 minutos que dura el espectáculo.

Si bien destacan en lo descrito anteriormente, quizá no lo hagan en todo lo relacionado con el humor ya que se usan chistes fáciles que buscan la risa inmediata de los espectadores. Aun así el eje central de Todos los musicales o casi que son sus brillantes voces y sus interpretaciones, y es que no se limitan a cantar sino que también nos muestran su capacidad interpretativa metiéndose en la piel de sus respectivos personajes: un calculador cantante cuyo único interés es sacar negocio del espectáculo, una profesional y perfeccionista artista que busca su merecido reconocimiento en el mundo de la música, un histriónico actor obsesionado con interpretar todos los papeles femeninos y un hombre huraño que se muestra enfadado con el mundo en todo momento.

La puesta en escena es simple –cuatro micrófonos y unas letras gigantes- pero funciona correctamente ya que aprovechan las características que ofrece Gran Teatro Bankia Príncipe Pío: una pasarela que sirve para conectar con un público que sigue el espectáculo mientras bebe su refresco favorito o come algo en cualquiera de las mesas situadas alrededor de este escenario circular que recuerda a una carpa circense. Siempre bien acompañados de una correcta iluminación que acompaña sus interpretaciones.

En definitiva, voces que no necesitan instrumentos para cantar y hacernos disfrutar de los musicales más conocidos que, en mayor o menor medida, todos hemos tarareado alguna vez.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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