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04.04.2018 Nacional  
El TNC estrena una obra sobre la memoria que huye del lugar común

El Teatre Nacional de Catalunya acoge la versión catalana de Que rebentin els actors. Se trata de una obra del uruguayo Gabriel Calderón que se podrá ver en la Sala Tallers del 5 al 29 de abril. Un encargo original de Le Théâtre des Quartiers d’Ivry – Paris – France que aquí se representa a partir de la traducción de Xavier Pujolràs.

Xavier Albertí ha explicado en la presentación a los medios cómo conoció al autor de la pieza. Fue hace 13 años durante una visita del primero a Montevideo para organizar una semana cultural desde el Institut Ramon Llull. Allí descubrió el Teatro Circular, donde se representaba una obra de Sergi Belbel. Ese fue el inicio de una profunda relación de amistad entre Albertí y Calderón, que entonces contaba con 22 años. Durante este periodo de tiempo el teatro uruguayo se ha consolidado tanto en el país como en el resto del mundo. El director artístico ha destacado las posibilidades que ofrece la obra al nivel de recorrido ideológico y a partir de “la necesidad de exhumar los cadáveres del pasado para que no apesten el presente”. El montaje que veremos es una producción del Teatre Nacional de Catalunya y de Bitó Produccions. De este modo, Josep Domènech (presidente de producciones de Bitó) ha destacado que se trata de “un texto excelente que puede tener mucho recorrido”.

La obra toma el título de una frase del expresidente José Mujica. La dictadura es sólo el contexto, ya que no se aportarán más datos al respecto. Lo importante es la imposibilidad de retener y transformar el presente. ¿Cuál es la utilidad de la memoria si no la de servirnos a día de hoy? Calderón ha lamentado “no haber sabido utilizar su pasado en su presente. “Soy como un actor que merecería reventar”. Aún así, confía en que el espectador sacará sus propias conclusiones y ha celebrado su trabajo con los actores. “¿Cuál es la necesidad de escribir teatro en una lengua que no es la propia?”, se ha preguntado. Ha explicado una obra en la que los protagonistas murieron y ahora una chica quiere saber de su pasado. ¿Qué pasaría si los hacemos volver? Ante la imposibilidad de recuperar lo que hemos perdido no quedará más que crear una máquina del tiempo.

Para Calderón el teatro es “un espacio donde se nos va a presentar una situación incómoda”. Una disciplina que ha reducido a tres palabras esenciales: confusión, caótico y saturación. “La memoria está muy saturada de palabras. Hay que aprender y agarrar algo en mitad del dolor y de la niebla”. Ha compartido un método de trabajo basado en los actores. Su mayor preocupación siempre se resume en la pregunta “¿Serán los actores capaces de seguirme en la locura?”. Ha definido a la lengua catalana como “un arma brutal que pega más fuerte que el español rioplatense” y facilita la guerra de palabras.

El reparto está formado por Albert Ausellé, Jordi Banacolocha, Imma Colomer, Bruna Cusí, Franscec Ferrer, Lina Lambert y Sergi Torrecilla. Todos ellos interpretan a los miembros de una familia y han coincidido en cómo Calderón los ha situado en terrenos que no habían pisado nunca antes.
Torrecilla ha destacado el reto y la energía que desprende el director y cómo se ha desprendido de los prejuicios sobre cómo somos y sobre si la manera como se solucionan las cosas en la obra tiene cabida en nuestro contexto más inmediato. Le ha sorprendido la disposición al juego teatral y la metateatralidad con la que trabaja Calderón, “sobre cómo decir y reaccionar ante las cosas”. A este respecto, el autor ha recordado cuando trabajaba en su obra anterior, en el londinense Royal Court. Los críticos no entendían cómo sus personajes se escapaban de la máxima pinteriana de no coherencia entre lo que dicen, lo que hacen y lo que piensan. Ferrer ha agradecido la confianza y la pasión que desprende y cómo se sitúa al mismo nivel de exigencia que les pide a los actores. También la profundidad del texto y de lo que explica. Y de cómo nos empuja a “aprovechar el tiempo que tenemos para decir y nombrar nuestros sentimientos”.

Bruna Cusí ha compartido cómo marca la obra y cómo les lleva a todos hasta el límite, donde la energía y la implicación emocional suponen un reto por el “nivel de urgencia y de supervivencia actoral y de los personajes”. Para ella, la pieza trata de la dificultad que tiene una familia en la que no se habla, con secretos. Que rebentin els actors sería algo así como “el dolor que el silencio ha generado en la familia”. De Calderón ha alabado cómo ha conseguido crear una compañía en sólo un mes y medio. Lambert ha explicado que en esta obra hace “lo que nunca haría en mi carrera ni en mi vida”. “Un viaje a un lugar desconocido pero reconfortante que te sitúa donde no estás nunca, donde no estarás nunca y donde dices lo que no dirías nunca”. El director ha explicado que quería trabajar con Lina, a la que había visto actuar en anteriores trabajos de Albertí.

Para Colomer se trata de un tsunami de obra. Ha agradecido la confianza y ha confesado haber vivido la duda al trabajar de un modo totalmente distinto y estar muy contenta con el proceso. Opina que la obra “saqueará al público además de hacernos pensar en cosas de nuestra vida”. Ausellé se destacado como todos han salido de la zona de comodidad. “No puedes estar despistado”, ha dicho. En este punto, el autor ha parafraseado a Margarita Xirgu: “Nosotros aprendimos de una catalana. No me explique, ¡haga!, decía”.

Pujolràs es, además de traductor, el ayudante de dirección. Este último ha explicado que sólo ha hecho falta traducir los nombres de los protagonistas para que el espectador sea capaz de entender cosas de hoy en día y a afirmado encontrarse ante una “obra profundamente política”.

Para concluir la presentación, Calderón ha añadido que su intención principal con esta obra ha sido sacar la memoria del lugar común. “No son datos. Es vida. Cuando se recupera lo transforma todo”. Ha recordado la idea de Proust a partir del su evocador mordisco de la magdalena: “es una conmoción cuando la memoria se recupera”. Para el autor, hacer teatro implica riesgo, probablemente fracaso y sacar a relucir emociones difíciles. De los actores catalanes ha valorado la contundencia. Con ellos comparte su entrega y energía para no guardarse nada. “Yo hago teatro para ver actores”, ha dicho. “Si me arrepiento será por exceso, pero nunca por falta”.

Albertí ha remarcado su experiencia como espectador y la dimensión de traspasar el tiempo que tiene la pieza a partir del personaje del físico cuántico. No ha querido desvelar un final profundamente angustioso que nos traspasa la responsabilidad de construir el futuro.

Que rebentin els actors puede verse en la Sala Tallers del 5 al 29 de abril. Las funciones se celebrarán los miércoles a las 19h, de jueves a sábado a las 20h y los domingos a las 18h. Puedes conseguir tus entradas en la web del Teatre Nacional de Catalunya.

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