El proyecto de escena digital de la Sala Àtrium de Barcelona pone en escena Érem tres germanes; la reescritura de José Sanchis Sinisterra del clásico de Chéjov. Con robots. Y mapping. Y videoproyecciones HD en tiempo real. Pero el resultado es profundamente humano.
La Sala Atrium alcanza su primera década de vida y recupera Júlia. Una mirada recíproca, desde y hacia el original de Strindberg, que Raimon Molins acerca a su vertiente más subjetiva y multidisciplinar. Profunda sacudida posmoderna respecto al naturalismo determinista del sueco que alza el vuelo gracias a un reparto sólido y una protagonista incandescente hasta la endotermia.
El Teatre Nacional de Catalunya estrena el nuevo texto de Marc Artigau y, una vez más, comprobamos que no hay género o estilo que se le resista. Alba (o el jardí de les delícies) se instala en la Sala Petita tras su paso por el Temporada Alta y nos sitúa de pleno en un terreno que extiende y ahonda en la normalización de la relación hombre-máquina sin obviar sus interrogantes.
La Sala Atrium recupera su producción de Himmelweg (Camino del cielo). Una visión del texto de Juan Mayorga que demuestra que la vida natural de este espectáculo va mucho más allá de la circunscripción a un periodo de exhibición cerrado y que todavía tiene mucho que aportar y que decir.
El teatro Fernán Gómez recupera uno de los textos de Mayorga mas representados en el extranjero, ofreciéndonos una emotiva historia sobre el campo de concentración de Theresienstadt y la cruel escenificación de sus falsas condiciones de vida durante la visita de una delegada de la Cruz Roja en 1944.
HIMMELWEG es una pieza de teatro histórico y político que se levanta sobre un triunvirato de personajes ambientada en la 2ª Guerra mundial. Una fábula del pasado que sirve para hablarnos de la actualidad, para reflexionar sobre cómo nuestras mentes son moldeadas a conveniencia de los estamentos de poder.