El Teatre Nacional de Catalunya presenta la 8ª y última temporada de Xavier Albertí como director artístico. En total, 29 espectáculos y varias novedades. Bajo el lema «Respostes i incerteses», y en palabras de X.A., «el teatro, como ritual colectivo, actúa siempre para ampliar nuestra perspectiva ante la vida, para reforzar nuestra capacidad de responder ante el mundo».
La editorial Comanegra y el Institut del Teatre han aprovechado la celebración del Día Mundial del Teatro del pasado viernes abriendo una subscripción a la colección de textos teatrales Dramaticles, que apuesta por la dramaturgia catalana contemporánea y la traducción al catalán tanto de clásicos como de autores relevantes del panorama actual internacional.
La Sala Atrium se corona con Infanticida. El monólogo interior de Caterina Albert se convierte en un soliloquio musicado gracias a la unión de la dramaturgia de Marc Rosich, la partitura de Clara Peya y el impresionante re-diseño hacia la electrónica de Gerard Marsal. Marc Angelet agita con entereza el cóctel ideal gracias también al ingrediente estrella: Neus Pàmies.
La Sala Beckett ha presentado su programación para la temporada 2019-2020. Coincidiendo con el 30º aniversario de su apertura en Gràcia, las distintas propuestas se incluyen dentro de un único ciclo dedicado a la muerte. Denise Duncan será la autora residente y también se hará especial hincapié en la figura de Samuel Beckett.
La Sala Flyhard se atreve con el género musical. Jacuzzi es una propuesta de pequeño e íntimo formato con la que Marc Rosich se rodea de un destacable equipo profesional. La crítica más ácida está muy presente y nos propone, entre la sorpresa y el desconcierto, una pieza en la que los secretos de los protagonistas se convierten en sutiles alegorías de nuestra realidad inmediata.
El Escenari Joan Brossa propone un hábil y feliz encuentro. Laberint Striptease profundiza en el universo brossiano gracias a una dramaturgia, dirección y coreografía de Roberto G. Alonso que cuida y desmenuza el material de partida a partir de una mirada incisiva, sarcástica y corrosiva del particular espacio y mundo del autor.
La Sala Atrium ofrece una nueva terapia de choque en forma de obra teatral con ASAP (Actes de solidaritat amb el patriarcat). Marc Rosich firma la dramaturgia y la dirección de una propuesta hilvanada a partir de distintas piezas y textos breves escritos por el autor durante los últimos años y que supone un vigoroso hachazo hacia las actitudes más flagrantes del patriarcado.
El Escenari Joan Brossa acoge la nueva propuesta de Dúo Fácil y Líquido Teatro. Tras la sorpresa de Y me morí volvemos a encontrarnos con un equipo que en Bollywood, Bombay, Barcelona da un salto considerable para adentrarse en el teatro social manteniendo unas señas de identidad arrolladoras.
El Maldà nos da la bienvenida al Far West y se transforma en un evocador y ocurrente saloon de la mano de Llàtzer Garcia. Johnny & Vienna es un espectáculo que da un giro sustancial al formato de cabaret y que revisita un género que no se suele encontrar en el apartado dramático y (algo todavía más insólito si cabe) desde un enfoque musical.
La Seca Espai Brossa acoge una propuesta que nos sitúa en plena intemperie. La misma en la que vive la protagonista de esta creación de Roberto G. Alonso y Marc Rosich. Una pieza tan particular como delicada cuya esencia resume a la perfección su título: A mí no me escribió Tennessee Williams (porque no me conocía).