Precedida por conatos de censura y protestas, Altsasu de María Goiricelaya, producida por La Dramática Errante, llegó finalmente al Teatro de la Abadía de Madrid para ofrecernos una visión poliédrica del mediático “caso Alsasua”. La propuesta planteada como un teatro documento, entre la ficción y el documental, tiene como objetivo restañar heridas interpelando al espectador sin enjuiciar.
Tras su paso por la sala Exlímite, llega al Teatro Infanta Isabel de Madrid El cuento del tomate frito, de Marta Guerras, con dirección de ella misma y Egoitz Sánchez, donde el poder de la narración oral sanará las heridas y servirá para tejer el tapete de comedor de esta familia compuesta por Cristina Bernal, Mónica Miranda y Alejandro Pau.
Tras el éxito cosechado en la temporada 16/17 de este montaje de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, donde giró por casi una decena de ciudades españolas, ha aparecido de nuevo El perro del hortelano en Madrid y Bilbao y se ha instalado durante un mes en el Teatre Nacional de Catalunya para hacer las delicias del público catalán.