Teatre Lliure y William Shakespeare en la misma frase es siempre (o lo ha sido hasta ahora, que yo recuerde) garantía de acierto y disfrute. Por lo que no hay que dudar en visitar el teatro de Montjuic estos días, para deleitarse en el Macbeth con aroma a Lliure que está en su programación, en la adaptación que dirige Pau Carrió y que cuenta con 14 actores de lujo del panorama catalán.
Oriol Broggi da una vuelta de tuerca al teatro y traslada el escenario habitual de La Perla 29, en la Biblioteca de Catalunya, a la sala del Cinema Aribau de Barcelona. Resucita, una vez más, a Hamlet, príncipe de Dinamarca, creando Hamlet Aribau, para volver a enseñarnos la famosa tragedia de Shakespeare desde otro lugar.
El Escenari Joan Brossa se convierte en particular museo que muestra la podredumbre de las clases dirigentes con Decàdencia. Subir a las tablas a Steven Berkoff supone siempre un riesgo considerable. La propuesta de Glòria Balañà consigue transmitir esa incomodidad placentera tan característica del autor gracias al trabajo de un equipo inspirado y cómplice.
La Perla 29 se despide de la temporada con un montaje impecable de una de las obras menos representadas de J.B Priestley. Sergi Belbel se reúne con un equipo de habituales que, en Això ja ho he viscut, demuestran un entendimiento absoluto. Seis intérpretes de excepción se convierten en los mejores anfitriones (y huéspedes) posibles del universo del británico.
La Perla 29 presenta su último montaje de la temporada. El próximo 12 de junio, la Biblioteca de Catalunya acoge Això ja ho he viscut. Una obra de J. B. Priestley dirigida por Sergi Belbel, que se estrena en la casa, y con un reparto cómplice y muy bien avenido formado por Míriam Alamany, Jordi Banacolocha, Sílvia Bel, Roc Esquius, Carles Martínez y Lluís Soler.
Shakespeare siempre es y será Shakespeare. Apostar por un montaje con los textos y las historias del dramaturgo inglés es prácticamente siempre apostar seguro. Y, en esta ocasión, al acierto de la elección de Afanys d’amor perduts, además se suma el interés de ver una versión en una época diferente (como ya hiciera para cine Branagh 18 años atrás).
El pasado martes día 25 de septiembre de 2018, el Teatre Auditori de Sant Cugat cumplía 25 de años desde que arrancara como uno de los centros culturales más importantes del área metropolitana de Barcelona. ¿Y que mejor manera de celebrarlo que con una Gala por todo lo alto en su espaciosa sala con capacidad para más de 900 personas?
El Teatre Romea se transforma en candil para iluminar el camino de Èdip hacia un horizonte en el que la dignidad del hombre está en primer término. Oriol Broggi plantea la propuesta a partir de la posesión e inspiración de sus propios referentes. No tanto a partir del tributo ni de la ofrenda sino del usufructo del impacto provocado por estos últimos.
Vamos de tragedia en tragedia últimamente. Me refiero a tragedias teatrales, aunque de las de la vida real, por desgracia, tampoco faltan. En esta ocasión le toca subir a las tablas del Teatre Romea al Èdip de Sófocles, con la versión de Jeroni Rubió Rodon y la dramaturgia que han escrito Marc Artigau y Oriol Broggi.
Que August Strindberg fue predecesor del teatro del absurdo o el de la crueldad es algo más que consensuado. Dansa de mort es una obra muy particular y quizá de las más autobiográficas de su trayectoria. La versión que nos presenta la Sala Muntaner nos sitúa inmediatamente después de la transición española y tras la firma de la Constitución.