Cierre en los Teatros del Canal de Madrid de la trilogía del Colectivo Fango, que con La espera se reflexiona sobre el futuro y el papel de éste en nuestra vida, adentrándose en un mundo extraño donde lo real y lo fantástico se diluyen.
Tribu, la segunda obra de la trilogía que el Colectivo Fango recupera de sus anales en los Teatros del Canal de Madrid, sorprende con su retrato del presente y su evocación del pasado de la especie humana. Un espectáculo basado en el diálogo y la síntesis entre cuerpo, movimiento y performance.
La Sala Margarita Xirgu del Teatro Español de Madrid se inunda de El mal de la montaña. Un texto de Santiago Loza, dirigido por Francesco Carril y Fernando Delgado-Hierro. Un montaje que deja un sabor agridulce en el espectador, una sensación de desapego y desidia ante las complicadas relaciones interpersonales.
Ocho actores fantásticos nos muestran el cúmulo de recuerdos y vivencias, expectativas e ilusiones, balances y frustraciones que supone estar en la década de los treinta. La suma, cruce e interactuación de todas esas pequeñas historias es Cluster, un espectacular y catártico montaje dirigido por Juan Ceacero que se puede ver en la Sala Exlímite de Madrid.
Hacer el amor es la nueva propuesta del tándem Juan Ollero/Ángela Boix al que se incorpora el actor Franceso Carril para hablar del amor en la Sala Teatro Cuarta Pared de Madrid del 6 al 8 de noviembre.
Una de las propuestas que agendé como imperdible dentro del Surge Madrid es esta Tribu de Colectivo Fango, programada en la sala Cuarta Pared, en la que, con solo tres sesiones, la audiencia puede asistir a la comunión carnal de sus intérpretes en escena.
Tras esa programación sin precedentes de Yogur Piano en el Valle Inclán, hace menos de un mes, FOMO llega a otra sala del Centro Dramático Nacional para acercar un teatro joven, arriesgado, y comprometido con ofrecer al público, no solo un entretenimiento, sino algo sobre lo que reflexionar una vez hemos abandonado la sala.
El ciclo «Escritos En La Escena» de la sala Princesa del Teatro María Guerrero de Madrid siempre es una buena oportunidad para ver proyectos que, muy raramente, entran posteriormente en circuito.