El castillo de Lindabridis, una modesta historia de aventuras caballerescas de Calderón de la Barca, llega al Teatro de la Comedia de Madrid con la excelente factura de Nao d’amores y producción de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Ha finalizado ya el paso de los números imaginarios por el Teatro de la Comedia de Madrid con La vida es sueño (el auto sacramental) que ya se estrenó con un localidades agotadas y así se ha mantenido hasta la última función de este montaje en el que el ensamble y equipo artístico se volcaban en hacer que la audiencia disfrutase de un sueño, literal y figurado.
Tras su paso por la sala Exlímite, llega al Teatro Infanta Isabel de Madrid El cuento del tomate frito, de Marta Guerras, con dirección de ella misma y Egoitz Sánchez, donde el poder de la narración oral sanará las heridas y servirá para tejer el tapete de comedor de esta familia compuesta por Cristina Bernal, Mónica Miranda y Alejandro Pau.
Me ha costado digerir lo que aconteció en la magnífica Umbral de Primavera hace ya un mes, por lo que me removió esta representación de La cena del rey Baltasar de la compañía Números Imaginarios, con versión y dirección de Carlos Tuñón, de un auto sacramental de Pedro Calderón de la Barca de 1632.