Solo los que han tratado a una persona cercana con Síndrome de Down creo que pueden llegar a entender la profundidad de una obra como OLIVIA Y EUGENIO. Aparentemente, la obra parece sencilla. Y es que, el guión debe serlo para que un actor Down como es Hugo Aritmendiz pueda aprender sus entradas e intervenciones. Pero no necesariamente lo sencillo es poco profundo.
En OLIVIA Y EUGENIO vamos a conocer la historia de Olivia y su familia. Una familia adinerada a la que parece que le llegó la desgracia cuando apareció su hijo pequeño, Eugenio, que nació con Síndrome de Down. En su monólogo (con breves diálogos intercalados con Eugenio), Olivia nos va a contar la historia de su vida, se va sincerar con el público a través de su hijo y se va a sincerar con su hijo a través de sus recuerdos.
Pero no solo eso, Olivia también va a realizar una apología a favor de la normalidad. Que es la normalidad? O la anormalidad? Es más anormal una persona con esta alteración genética que un corrupto, un ultra deportivo, un banquero o un violador? Que es lo que marca la normalidad de una persona? No son más válidas la ternura y la sinceridad que una aparente normalidad en esta sociedad? Olivia no se muerde la lengua y puede llegar a incomodar a cierta parte del público (no en vano, en mi sesión, alguien se levantó y se marchó). Pero nadie puede negar que no está diciendo verdades como puños.
Los humanos somos así por defecto. Estigmatizamos a ciertos colectivos por lo que creemos nosotros natural o normal. Pero no nos engañemos. Hay cualidades y calidades humanas que importan más que el estado mental o intelectual que nosotros creemos ‘normal’.
Y a medida que Olivia nos va contando estas cosas va desenlazando, a lo largo de su discurso, un imprevisible final. Podrás o no estar de acuerdo con sus decisiones. Pero de lo que sí que te das cuenta, es de que al menos son decisiones razonadas.
En OLIVIA Y EUGENIO, Concha Velasco una vez más nos demuestra que es una mujer de teatro, que se siente como en casa cuando interpreta, que es capaz de emocionarse representando y de que es en el escenario donde ella quiere estar.
Pero no podemos negar que es una grata sorpresa ver por primera vez un actor Down durante toda la representación y que salga, no airoso sino triunfante en su participación. Es lo que tienen las personas con Down. Una vez aprenden algo, no lo olvidan nunca.
Nosotros tampoco vamos a olvidar nunca OLIVIA Y EUGENIO y los momentos que nos emocionaron, los que nos hicieron reír y los que nos dieron una bofetada que nos trajeron a la realidad.
Si alguien quiere conocer más y mejor a este grupo de personas con capacidades diferentes a las nuestras pero con las que, una vez las conoces, te encariñas de por vida que no se pierda esta fantástica obra que podremos disfrutar en el Teatro Goya de Barcelona.
Crítica realizada por Diana Limones