El Espai Texas de Barcelona presenta Kramig, la nueva producción de La Pocket de Marta Buchaca; una comedia romántica que cuenta la historia de amor de Laia y Toni, una pareja que sobre el papel no tiene ningún futuro, pero que, contra todo pronóstico, se enamoran perdidamente.
Laia (Anna Moliner) es una romántica de manual, impuntual sin remedio, y enamorada de los peluches de Ikea, sobre todo el Kramig, el oso panda. Toni (Biel Duran) es justo lo contrario: pragmático, tranquilo, organizado y supersticioso. Son opuestos, pero un día se conocen y no pueden separarse. Y cuando deciden tener un hijo, surgen dilemas universales que aparecen cuando te está a punto de cambiar la vida.
Marta Buchaca, autora y directora, nos ofrece una obra empática, tierna y atrayente. Un caramelo teatral romántico que no empalaga y que nos hace ver que el amor incondicional existe, aunque a veces duela (demasiado). Su texto es poético y su dirección, cuidada al más mínimo detalle, nos ofrece a unos personajes muy reales con los que identificarnos. Tanto, que en ocasiones romperán la cuarta pared tratando de asociarse con más de un espectador, al que mirarán directamente a los ojos mientras cuentan su historia buscando complicidad. Por que si algo caracteriza a los personajes de Kramig es que son sinceramente cercanos y auténticos.
En la parte actoral, disfrutamos de unos expertos artistas en la materia que, por primera vez, consigo disfrutar en gran cercanía. Anna Moliner nos ofrece una Laia, como dice la sinopsis de la obra, romántica de manual. Un personaje que, debido a su apariencia juvenil y de no haber roto un plato, le engancha perfectamente. Nos la creemos desde el inicio y rápidamente nos arrastra a su vida de felicidad extrema y fan de los peluches de Ikea (he de decir que en casa tenemos a Kramig). Moliner pone todo de su parte para acercarnos a una Laia que nos roba el corazón y que entendemos fácilmente. Sinceridad y inseguridad se mezclan en sus ojos cada vez que mira a Toni.
Por su parte, Biel Duran da vida a un Toni bien organizado y lleno de supersticiones. Un poco «cagadubtes» como decimos por aquí, pero cuya honradez fluye entre sus palabras para dejar claro cuanto ama a Laia. Biel pone en escena todo su ser para mostrarnos a un marido que haría todo por su mujer, incluso lo que sus principios no le permitirían (lo iremos entendiendo durante la obra). Si el personaje de Laia nos robaba el corazón, Toni será el que, una vez se nos rompa, lo recomponga pedazo a pedazo asegurándolo con cinta aislante triple capa. Podremos ver si felicidad, su pena, su dolor y su alegría en su rostro de una forma que nos dejará completamente desamparados.
En la parte técnica, destacar la sencilla y funcional escenografía, diseñada por Sergi Corbera, llena de cosas de Ikea que nos deja bien clara la psique de ambos personajes. El diseño de iluminación de Anna Espunya es bien efectivo en los cambios de tercio de la obra, sobretodo en momentos en los que los sentimientos afloran en los personajes (y, porqué no decirlo, en el público presente). Y, por último, destacar el vestuario de Marta Pell que nos muestra rápidamente cómo es cada uno de los personajes de la obra.
Kramig es una de esas obras en la que entras con felicidad y pasión y que, al finalizar, sales con el corazón compungido pero lleno de un amor poético que quieres recordar por varios días. De nuevo, Espai Texas vuelve a apostar por una obra que nos remueve por dentro y que no nos deja indiferentes. Bravo por ofrecernos obras en cercanía llenas de esperanza y luz.
Crítica realizada por Norman Marsà