Sónar de Día nos regala los últimos atardeceres en el Sónar Village mirando hacia el futuro del festival. Un festival que, en su próxima edición de 2026, cambiará su configuración para mudarse junto al Sónar de Noche los días 18, 19 y 20 de junio y llenar el Fira Gran Via de magia.
El pasado 12 de junio a las 15h abría las puertas Sónar de Día por las que entraron miles de personas para disfrutar de un cartel del todo interesante a la vez que diverso. El festival no solo ha ofrecido música electrónica, siempre tiene espacio para propuestas alternativas así como electro-pop, el flamenco y el jazz fusión o k-pop electrónico y a lo loco.
Dando un paseo por el Sónar siempre encuentras algo que hacer. Este año se echó en falta la purpurina y el brilli brillo que en otras ocasiones nos hemos podido poner, pero este año nos tenían preparado un stand para protegernos del sol en el que podías ganar premios metiéndote en una cabina de aire que hacía volar los papeles con los premios.
Hotel Me by Melia nos recreaba sus habitaciones con una cama gigante en la que podías tumbarte con tus amigos y hacerte la foto desde los espejos del techo. Su bañera llena de bolas estaba reservada para las 19h con sus premios como una estancia o sus rooftops.
Lacoste también tuvo un stand en el que podías ganar varios premios como toallas o llaveros. El stand era algo más que un stand, un lugar con tonos plateados y unas colchonetas super chulas ideales para descansar y hacerte fotos con tus amigos.
Rayban y Meta presentaron sus nuevas gafas. Unas clásicas con la gran novedad de que puedes hacer fotos y vídeos desde las mismas… ¡ojo! se ven de lujo.
Con el lema «skincare is my afterparty» Miin triunfó y mucho. Colas para poder ganar un premio y conseguir sus productos gratis así como sus bolsas de muestras. Así sí que podemos ir de fiesta y mimarnos después.
Y por supuesto OCB nos tenía un montón de regalitos, desde abanicos para ayudar con el calor, toallas de playa y, cómo no, suministros de papel y boquillas para rato.
La moda de Sónar es lo más y, con ella, se reivindica la libertad de expresión. No hay más que ver los outfits, y es que tienes gente vestida al estilo Coachella, atrevidas faldas con trozos de retales colgando, rejillas que dejan al descubierto todo el cuerpo combinado con fosforitos, los clásicos de camisas hawaianas… la gente va como quiere y brillan de felicidad ante semejante festival.
Los descansos, los obsequios, el parlotear y reírse jugando es importante para cargar pilas e ir a por lo musical y ser los reyes de la pista. yunji, Mar Vista y Coziest hicieron al público enloquecer en el SónarVillage con sus ritmos frenéticos. Música electrónica acelerada, con toques de K-pop, vocales agudas y melodías electrizantes que te hacían bailar y levantar las manos. Ellos, espectaculares moviéndose de un lado a otro, bailando al compás, moviendo sus cabezas, alzando las manos junto al público pero todo eso sin dejar de sonreír. Dejaron el Village con el listón muy alto y con muy buena vibra.
El SónarPark fue testigo de los saltos, de los gritos, de los coros… todo lo que Alizzz provocó en su público. Un artista con todas las letras que empezó como productor y se forjó su carrera como cantante y ha ido triunfando allá donde va, siempre agradecido con quien le ha visto crecer. Y así fue, no olvidó dar las gracias al festival por la gran acogida que le han dado siempre. El del Baix Llobregat presentó Conducción Temeraria, su segundo álbum de estudio con elementos pop, indie rock y su toque personal de electrónica. Empezó su show con el single principal de su álbum y soltó temas como Amanecer, Qué pasa nen o Qué vamos a hacer. De repente sonaron unos acordes que a todos se nos hacían familiares y es que, junto a sus cinco músicos en el escenario, versionaron la conocida Antes de morirme, canción que tiene junto a C. Tangana y Rosalia y que todo el mundo coreó sin parar. Alizzz se ganó a su público e interactuó con él haciéndolo bajar hasta el suelo y saltar sin parar. Nos dejó muy buen sabor de boca.
Chano Domínguez y Bronquio reventaron el SónarHall con su homenaje a Paco de Lucía. Estos dos fenómenos se unieron en su nueva producción Taller de Músics ‘Calle Barcelona’, referencia a la calle donde vivió el Paco de Lucía. La fusión de flamenco y jazz fue todo un éxito que dejó al público encantado con un gran nivel de musicalidad. Y es que cuando los músicos se apoderan de todo ya no sabes dónde mirar si al piano de cola, los teclados ochenteros, la percusión o la trompeta, sin olvidar los cantes de Irene Ribas. Sonaron canciones como Solo quiero caminar, Almoraima o Entre dos Aguaas. Una auténtica maravilla.
Lo que hemos dicho, Sónar para todos los gustos. ¿Cómo nos íbamos a olvidar del house? Todd Terry lo tenía todo bajo control, pinchando tranquilísimo, dominando la pista. House, groove dominando el SónarVillage bailando y dándole un toque funk.
Si bien Fafi Abdel Nour hizo un set un poco más lineal que nos dejó un poco down MOCHAKK elevó los ritmos y encendió la pista de baile para el cierre del jueves. House elegante, Funk, conocidísimos sampleos de míticas cantantes de R&B. Definitivamente sabe lo que hace y se gana al público temazo a temazo. Motivado desde el escenario, bailando, alzando las manos, cantando… con una energía brutal que te contagiaba desde la tarima y, por muy cansado que pudieras estar, te movías sin darte cuenta.
La jornada del viernes empezó increíblemente chill en el Village. Niilas se movió con elegancia entre las fronteras del house y el ambiente con toques de reggae, ideal para relajarte, refrescarte un poquito, dejar que los ritmos te posean y trazar tu hoja de ruta para saber dónde ir en cada momento del festival. Le siguió Adrian Sheerwood con su live dub set dispuesto a animar el SónarVillage y darle un poco más de ritmo.
No pudimos perdernos a Raül Refree junto a nuestro habitual Niño De Elche que presentaron cru+es en el Complex+D. Los artistas de culto presentaron un show que iba entre la vida y la muerte, el dolor y la alegría, el ruido y el silencio fusionando la música tradicional con la actualidad. El show comenzó que apenas podíamos ver a los artistas entre los juegos de luces, un show que te mantenía concentrado en la maravillosa voz de El Niño de Elche a la vez que te metía en los ritmos electrónicos de Raül Refree, los sintes, los acordes… Donde podías pensar que acabarían tocando guitarra y cajón te ibas de largo, pues los cajones no fueron más que parte de la decoración y de su comodidad al sentarse a cantar y tocar la guitarra a un modo más cálido. Los tonos azules de las luces y de sus trajes, también en azul a lo mono de mecánico, te sumergían en la profundidad y en la tristeza del calor del show. Por otro lado, a pesar de que siempre es bonito escuchar a El Niño, las letras eran escuetas, poco profundas y frases cortas. Donde muchos lo disfrutaron otros circularon hacia la salida del Complex+D.
El Complex+D también fue testigo de la presentación del nuevo álbum de Tarta Relena: És Pregunta. Las cantantes exploran diferentes músicas vocales a capella y sus repertorios pueden estar en griego clásico, italiano, latín o catalán, simplemente no hay barreras. Y sí, eso es lo que escuchamos: armoniosas voces jugando con una sincronización perfecta, con disonancias, su lírica… Su show flirtea con el misticismo llevándolo a lo moderno desde su vestimenta, con flecos brillantes y tonos plata, hasta la electrónica. No faltaron los músicos en escena tocando percusiones, aunque ellas no se quedaron cortas con la batería electrónica o los sintes con los que modificaban sus voces dando un toque más siniestro a las voces dejando un resultado brutal. Hasta el más curioso salió de ahí encantado. Ya hace tres años de su primera aparición en Sónar y fue todo un acierto.
Honey Dijon siempre es una buena opción para darlo todo en el Village y Sónar lo sabe. Esta icónica productora siempre llena, pues su selección musical es impecable. Y así fue, ella hizo su magia un vez más en este atardecer de viernes con la pista a sus pies bailando house con toques de disco muy dinámico, sampleando voces míticas del R&B y el disco para esos breaks que acaban con la pista motivada segundos después con las manos en el aire.
Maria Arnal era otro de los platos fuertes del día, pues presentaba Ama. El SónarHall estaba lleno y el sonido viajaba de un lado a otro con la maravillosa voz de la cantante. Fue un show dinámico y original donde lo dio todo junto con sus bailarinas con unas coreografías muy acertadas, y no es que ella bailara mucho pero sus movimientos iban con su cuerpo de baile, no hacía falta más. Las cortinas de humo en las que podía ocultarse o salir a la luz creaban texturas y sensaciones en el aire que dejaban al público impresionado con su pop fusión realmente difícil de catalogar. Una de las sorpresas de la tarde fue la participación del artista del momento Yerai Cortés que salió con su guitarra a darle otro color a esta actuación.
La joven MUSHKA era una de las más esperadas del Sónar de Día. Sus 21 años no la frenan y aquí la tenemos, en el Village del Sónar. Su concierto de música urbana con un toque más trap tenía al público cantando y gritando desde primera hora de festival. Ella lo petó, su corista le dio fuerza y movimiento con sus bailoteos, aunque MUSHKA no es de bailar, MUSHKA camina con actitud por todo el escenario y se lo merienda con su vestimenta más ruda. Con el autotune por bandera le dio caña junto a su banda entre guitarras, bajo, teclista, baterista, saxo y trompeta. La artista no se cierra a nada e hizo bailar al público con una salsa para tirarse más tarde su colaboración con Bad Gyal SexeSexy. Todavía le queda mucho por recorrer pero esta chica promete.
Ewan McVicar continuó nuestra tarde al sol con un set fresco, con movimiento, con ese groove que te levanta hasta el sueño más profundo y te saca a bailar. Y si bien a esas horas estaba todavía la gente entrando al festival lo hacía moviendo los pies poseídos por ese tech house trabajando al público como solo él sabe hacer.
El set de Pierre Kwenders estaba llenando el SónarPark de fusiones entre afro, dubstep, reggae… lo más bailongo del momento, con sus toques de breakbeat y jungle, dándolo todo e incluso animando al público por el micro. El SónarPark estaba prendido y todo el mundo estaba bailando y moviendo las caderas. Pierre Kwenders fue una pasada y queremos verle de nuevo pronto.
Las puertas del SonarHall se llenaron de gente haciendo cola, pues nadie quería perderse al guitarrista del momento: Yerai Cortés. Desde que empezó su aventura junto a C. Tangana para realizar el documental La guitarra flamenca de Yerai Cortés no ha dejado de subir como la espuma, y no es de extrañar, pues tiene un talento increíble y todo el mundo lo sabe. El año pasado ya pasó por Sónar y esta edición no lo han dejado escapar. Su nuevo espectáculo, Guitarra Corral, extiende el flamenco más allá de la guitarra y es que entre voces y palmas quebró las lineas de lo clásico y tradicional a lo vanguardista. El público estaba emocionado y escuchando en silencio los matices y las notas de la guitarra de Yerai esperando el momento perfecto para soltar un ole o unas palmas cuando los ritmos se aceleraban guiados por las palmeras. Un espectáculo irrepetible lleno de emociones.
Llegó la hora de despedir el Fira Montjuic con su último atardecer de Sónar. La encargada para dar la despedida fue Alinka. Ella lo hizo a su manera con un house más progresivo pero fresco y con tamborileos creando el hype para cerrar el Village por todo lo alto. La de Chicago no se cortó un pelo a la hora de fusionar estilos y hacer guiños más techneros estilo Detroit, una maravilla que fácilmente cautivó al abarrotado público del SónarVillage.
Hemos vivido un Sónar icónico, una despedida del Fira Montjuic inolvidable, un emplazamiento que dejaremos atrás igual que dejamos atrás la época del MACBA pero siempre con la actitud que Sónar nos regala: mirar siempre hacia el futuro y la evolución. El año que viene nos vemos en Fira Gran Via. Recuerda que la preventa de Sónar 2026 ya está disponible desde su página web así que puedes ser de los primeros en obtener tu pase. ¡Nos vemos el año que viene!
Crónica realizada por Nina Delgado.