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06.06.2025 Críticas / Crónicas, Teatro  
Las que limpian – Crítica 2025

La compañía gallega A Panadaría llega al Teatro Infanta Isabel de Madrid con Las que limpian, una pieza que fija la mirada en la situación de las camareras de piso de los hoteles. Con ironía y humor ácido, acompañan al público por este camino profundamente político y conmovedor.

Las polifacéticas Areta Bolado, Noelia Castro y Ailén Kendelman ponen sobre el escenario la lucha de las camareras de piso y con ello nos enfrentan a una realidad totalmente invisibilizada: la carga que supone un sistema turístico precarizador. Desde el primero momento, nos queda claro que el teatro es un arte político porque refleja la sociedad en la que nos encontramos inmersos y porque no admite la indiferencia del público antes las situaciones representadas.

Las que limpian nos estimula, nos divierte, nos desafía, nos abre la mente a otras realidades que no conocíamos con tanta profundidad y nos hace viajar aunque no nos movamos de nuestro sitio. Y nos entretiene. Sí, un público completamente entregado que elige sentarse en una butaca frente a un escenario donde se representa algo que emociona, que fabrica alguna que otra lágrima pero que también estira los músculos faciales con unas cuantas carcajadas. Tiene todos los ingredientes necesarios para divertir, conmover y concienciar durante una hora y media que tiene de duración.

La historia nos lleva a un lujoso hotel de una elitista isla de la costa gallega. Nos ponen en contexto con una curiosa entrevista de trabajo para el puesto de camarera de piso, y gracias a esta primera escena conocemos los pormenores del cargo. A partir de este momento, tiene lugar un derroche de ingenio y frescura, de escenas que se suceden a un ritmo vertiginoso y en las que las tres protagonistas dialogan de manera continua con los espectadores y espectadoras, haciendo desaparecer la cuarta pared y generando una sensación de cercanía, complicidad y mucha verdad. Con una escenografía casi inexistente, creada por Beatriz de Vega, que se va desplegando conforme avanza la obra con los elementos que introducen las propias actrices. Este espacio que va cambiando constantemente se acompaña con el diseño de iluminación a cargo de Del Ruíz, que juega con las luces para dotar fuerza a lo que sucede sobre las tablas de este céntrico teatro. La composición musical de los temas que interpretan son obra de Alién Kendelman, realiza un trabajo brillante. No nos podemos olvidar tampoco del vestuario y la caracterización de Esther Quintas, los atuendos de las limpiadoras son muy acordes al tono general de la obra.

En el apartado interpretativo, las tres actrices están impecables desdoblándose en varios personajes a lo largo de la función. Con toda la soltura posible, intercambian los papeles de manera continua, todas hacen de todo, y consiguen traspasar al patio de butacas una química y complicidad digna de admiración. Un trío que se complementa a la perfección. Bolado, Castro y Kendelman saben explotar su talento y sus virtudes y nos regalan un repertorio inmenso de gestos y muecas y de algún que otro momento de improvisación. Además de las maravillosas interpretaciones, las tres cantan, bailan e incluso nos sorprenden con un himno reivindicativo al son de una batucada que resulta muy sorprendente, como todo el montaje en sí.

En definitiva, durante estos días está la oportunidad de ver en Madrid a las mujeres de A Panadería con una obra que te hace reír desde la primera escena, que te emociona con todo lo que va sucediendo en ella y que te estremece al saber que todo eso ha ocurrido y ocurre en la actualidad. Una de esas pequeñas joyas que se encuentran y que nadie nadie debería perderse.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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