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09.05.2025 Críticas / Crónicas, Música  
Una nit a París amb Debussy i Ravel – Crítica 2025

En el marco del ciclo sinfónico de la Orquesta del Gran Teatre del Liceu, y en colaboración con el Coro del teatro y el Coro de la Polifònica de Puig-Reig, el pasado 4 de mayo se celebró en Barcelona el concierto Una nit a París amb Debussy i Ravel, llevando a la audiencia a un viaje sensorial y emocional más allá del «Claro de Luna» y el «Bolero».

Igual que Vivaldi es mucho más que sus «Cuatro estaciones» y Beethoven compuso mucho más que «Para Elisa» y la Novena Sinfonía, Debussy y Ravel son dos maestros de la música que experimentaron, crearon y transformaron a su manera el arte que les fue legado. El director Josep Pons ha elegido un programa abierto por el primero y centrado en el segundo, pero en el que el espíritu y el genio creativo de ambos titanes nos trasladó a unas texturas y efectos musicales propios.

Abrieron la velada los Nocturnos de Claude Debussy en tres movimientos: «Nuages», «Fêtes» y «Sirènes». El cielo, La noche, la oscuridad y lo que se esconde en ella, la fiesta y lo insólito, y el mar que no cesa y la voz etérea que nos llama desde allí, encarnada en el magnífico coro de mujeres del Liceu (con dirección de Pablo Assante). Una atmósfera rica, vibrante, poderosa pero no apabullante. Esa cualidad atmosférica y evocativa que hizo que el Hollywood clásico, al pintar musicalmente el pasado remoto, sonara muchas veces a Debussy.

Cambio de tercio: se va el coro y llega el piano de Javier Perianes para interpretar el Concierto para piano en sol de Maurice Ravel. Sin partitura, con agilidad maravillosa, jugando con el instrumento y acelerando en el Presto final a velocidades imposibles, dialogando con la orquesta. Una pieza y una interpretación de lujo, junto a una orquesta entusiasmada en los metales festivos, que completó después tocando en solitario «Sevilla», del maestro Albéniz.

En la segunda parte se presentó el Ravel escénico con dos suites del ballet Daphnis et Chloé. La peculiaridad aquí para el coro fue que Ravel escribió la pieza para un coro mudo, es decir, que murmura, susurra y vocaliza sin decir palabras, pese a alcanzar momentos de gran fuerza emotiva. Gran papel combinado del coro del Liceu con el de la Polifònica de Puig-Reig, dirigido por Emmanuel Niubò.

Dos maneras complementarias de tocar los sentimientos: la pasión elástica de Debussy y el expresionismo obsesivamente articulado de Ravel, pero en el fondo dos artesanos que estaban experimentando para pintar con la música no solo espacios o personas, sino momentos fugaces, sorpresas, detalles anímicos.

El concierto Una nit a París amb Debussy i Ravel nos transportó a todos a espacios bucólicos y casi místicos, no con la lenta cadencia de la ensoñación sino con la vibrante agilidad de unos pintores que en vez de pincel usaban batuta.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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