De día, ejecutiva. De noche, ejecutora. Esta sociedad está podrida, y cuando te das cuenta de que parte de la podredumbre es culpa tuya… hay que tomar medidas drásticas. Este es el planteamiento de L’executiva, un pequeño musical unipersonal que se ha podido ver estos días en la Sala Golem’s de Barcelona.
L’executiva, interpretada y compuesta por Núria Esquius (La cupletista), cuenta con dramaturgia de Emili Corral a partir de un relato de José Luis Sánchez. Dirigida por Carles Bigorra y acompañada al piano por Jorge Varela (a la sazón, arreglista de los temas), nos cuenta la historia de Sofie Hazzard, una ejecutiva cazatalentos cincuentona que tiene a su madre en el hospital. Con motivo de sus veinte años de carrera descubre accidentalmente que varios de los directivos a los que ha recomendado se han ido convirtiendo en crápulas que escapan por las rendijas legales a las consecuencias de sus actos, lo que la empuja a buscar justicia por su propia mano. Más que a lo Batman, a lo Dexter.
L’executiva es un musical cuya partitura oscila entre números más airosos y desenfadados de lo que el tema podría sugerir, que recuerdan a la opera comique de Gilbert y Sullivan, y otros más dramáticos, operáticos incluso, a medida que la catarsis se acelera. No en vano el tema del vengador justiciero ha sido materia de óperas como Rigoletto. Mediante este uso de formas musicales antiguas, Núria Esquius consigue vestir de un aire distinto a esta historia noir entre lo clásico y lo moderno.
Se trata de un musical tragicómico de muy pequeño formato que critica el abuso de poder y encadena errores e intentos de redención. Los decorados son sencillos y polivalentes, el vestuario, funcional. Todo queda en manos de Esquius, que nos cuenta su peripecia desde el flashback y que pasa con humor de lo divino a lo humano, dando un buen repaso a varias de las cosas que funcionan mal en la sociedad actual. A medida que suma funciones, su ironía y su mordida van ganando efectividad, mientras que su carisma cercano le permite ganársenos incluso cuando empieza a correr la sangre… de manera muy patosa. En cuanto a sus interpretaciones musicales, esta soprano lírica tiene carrera sobrada, pero aquí le da un toque posmoderno a las canciones, que siguen teniendo sabor añejo pero hablan, con las letras de Emili Corral, con lenguaje urbanita.
Divertido y probablemente vaya creciendo con los años.
Crítica realizada por Marcos Muñoz