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05.05.2025 Críticas / Crónicas, Teatro  
Todos pájaros – Crítica 2025

Mario Gas regresa de nuevo al teatro del dramaturgo franco-libanés Wadji Mouawad con su obra Todos pájaros, que se está presentando en el Teatro Apolo de Barcelona. Esta versión en castellano del texto que se estrenó en París en 2017 estará en cartel durante algo más de tres semanas, y cuenta con un elenco potente y a la altura de este ambicioso proyecto.

El texto es una exploración profunda y conmovedora de la identidad, el arraigo, la familia y las tradiciones. La historia sigue a Wahida, una estudiante neoyorquina de origen árabe, y Eitan, un joven científico alemán de origen israelí, quienes se enamoran en Nueva York. Su amor se pone a prueba cuando viajan juntos a Jerusalén y enfrentan un atentado que deja a Eitan en coma.

Todos pájaros utiliza este trágico evento como punto de partida para un viaje emocional y reflexivo sobre el odio en el conflicto judío-palestino de la franja de Gaza. Nos conduce, a través de los personajes y sus historias, a cuestionar cómo nuestras raíces y tradiciones influyen en nuestras vidas y decisiones. Pero también nos cuenta cómo el amor verdadero puede superar cualquier barrera y trascender las divisiones, incluso aquellas derivadas de los lazos de sangre y las diferencias culturales. Todos pájaros concluye con la leyenda persa del pájaro-anfibio, que sirve como poderosa metáfora del deseo de trascender las barreras impuestas por nuestras raíces y encontrar nuestra propia identidad en un lugar colectivo donde podamos ser verdaderamente nosotros mismos.

Mouawad vuelve a imprimir su sello una vez más, creando personajes con múltiples envolturas y complejidades. Cada uno de ellos está revestido de secretos y revelaciones que se desvelan gradualmente, permitiendo al espectador descubrir una capa más profunda a medida que avanza la trama. Con esta técnica narrativa, que ya utilizara en otros títulos (como Boscos, Incendios o Assedegats) no solo añade riqueza psicológica a los personajes, sino que también mantiene al público en un estado constante de intriga emocional.

Las obras de Mouawad (y Todos pájaros no es diferente en esto) tienen un estilo tan distintivo y característico que se podría decir que poseen un adjetivo propio. Su capacidad para entrelazar historias personales con temas universales, y para desarrollar personajes complejos y multidimensionales, hace que su teatro sea inconfundible. Mario Gas, como ya hiciera en Incendios, ha sabido captar esa esencia y plasmarla en sus montajes.

El trabajo interpretativo en esta obra es significativo, y nos permite disfrutar de actores de tres generaciones diferentes. Se palpa tanto la veteranía de los más mayores como la fuerza y frescura de los más jóvenes. Destacables, especialmente en este montaje, Vicky Peña (Leah) quien, con su vasta experiencia aporta una profundidad emocional que contrasta maravillosamente con la energía y pasión de Aleix Peña (Eitan).

Todos pájaros, sin embargo (y como es habitual siempre con este autor) es una obra coral donde todos los personajes tienen gran relevancia, aunque la historia gire principalmente en torno a Wahida y Eitan, que son el hilo conductor. Además de los ya mencionados, Candela Serrat (Wahida), Pere Ponce (David), Manuel de Blas (Etgar) y Anabel Moreno (Norah) realizan unas fantásticas interpretaciones que capturan la esencia de sus personajes y la intensidad de sus emociones. Y completan el elenco Juan Calot (Wazzan), Lucía Barrado (Eden), Núria García (enfermera) y Pietro Olivera (médico) consiguiendo que la historia cobre vida a través de las personas y haciendo justicia a la profundidad de la obra.

La música de Orestes Gas desempeña un papel fundamental, ya que acompaña de manera hermosa a los personajes y sus emociones. Esta banda sonora es especialmente efectiva para vestir un montaje que ha optado por una escenografía minimalista y atemporal, siguiendo la línea de Gas en sus interpretaciones de Mouawad. Ese espacio escénico, a cargo de Sebastià Brosa, se complementa perfectamente con los audiovisuales de Álvaro Luna, que actúan como telón de fondo, creando una atmósfera envolvente y profunda sin necesidad de elementos recargados.

Wajdi Mouawad es el autor que más profundamente me conmueve con sus historias y su escritura. Su capacidad para tocar las fibras más sensibles lo convierte en el dramaturgo que más me emociona y en uno de mis referentes teatrales. Esta temporada he tenido la inmensa suerte de presenciar esta misma obra en dos montajes distintos, cada uno dirigido por un director diferente. Tanto Mario Gas como Oriol Broggi, sin embargo, comparten una característica esencial: su amor, pasión y respeto inquebrantables por el teatro. Cada uno de ellos ha sido un tributo a la profundidad y belleza del texto de Mouawad, reafirmando su lugar especial en el tejido teatral universal como creador de historias inolvidables.

Crítica realizada por Diana Limones

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