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23.04.2025 Teatro  
Ciclo [abril imaginario] 2025 – Crónica 2025

Abril es sinónimo de cumplir años, y de que sea mi cita obligada al [abril imaginario] de El Umbral de Primavera de Madrid, cuando seis proyectos teatrales, que cuentan con la asesoría de varios integrantes de la compañía escénica [los números imaginarios], dirigida por Carlos Tuñón, se exhiben desde el 3 de abril.

Batallando: La vida es sueño es una batalla de rap por la corona de Polonia, creada por Somos Nadie Compañía a partir del clásico de Calderón de la Barca. Luis Fernández Ruz dirige esta pieza con dos intérpretes-raperos nuevos en cada función dando vida a un Segismundo y un Basilio diferentes para que el público decida quién gobierna.

[ _], una propuesta de Colectivo Tres Montañas, dirigida por Manuel Tejera, Pablo Villa Sánchez y Libe Estebaranz. Juntas apuestan por aunar tres poéticas sobre un mismo punto de partida: los sueños, con un equipo de investigadores de sueños que invita al público a entrar en su laboratorio.

Es muy interesante la propuesta de [ _], en cuanto a hacer partícipe a los asistentes a tocar, ver, experimentar, ser un investigador más de esos sueños, del proyecto común de escalar cimas donde depositar y dormir el sueño común que se forma en cada sesión. Imprescindible es que se cree ese espacio seguro de juego en el que se participe, y quizás el riesgo de la propuesta es lograr ese espacio en el que todos jueguen en las mismas condiciones. Proyecto evocador pero demasiado confiado en lo etéreo, eché en falta una base más solida sobre la que asentar todo el dispositivo escénico. Una vez comprendido el material del que está hecho [ _], los resortes y la magia del momento no me activaron como se pretendía.

TAK-to es una instalación performática creada e interpretada por Monika Wiktoria Budzinska, que lleva a les espectadores a un viaje profundo sobre los límites entre lo real y lo ficticio, lo interno y lo externo. Una experiencia sensorial y una invitación a cuestionar la relación entre el cuerpo, su reflejo y el espacio que habita.

TAK-to es sin duda el montaje con mayúsculas de esta quinta edición del ciclo. Coincidiendo con su montaje hermane de ciclo [ _], se nos invita a tocar, jugar, experimentar, beber, escuchar, iluminar y compartir todo el dispositivo que se monta en escena, que abarca el escenario, y un refugio que cobrará protagonismo en el tramo final de la propuesta. Tiene la rareza y la cualidad de un espectáculo performático de un festival internacional de proyectos escénicos, y los momentos en los que Monika Wiktoria Budzinska entra en escena son sobrecogedores y cercanos a un estado sensorial, mental, más que a una propuesta escénica. La acrobacia, la fuerza, y todo lo que queda a merced de la casualidad de lo que acontece en escena, es memorable y de una madurez que sorprende que tal proyecto exista en el Off madrileño.

No puedo dejar de lavar los platos es un retablo sacro familiar de la compañía Merienda Dramática. Esta obra, dirigida y protagonizada por Paula Casales, habla de dar un salto de fe para poder liberarnos y es una manera de hablar de los (des)apegos, de quiénes éramos, de quiénes somos, de la familia y de las nuevas familias, que son las amigas.

La vocación de proyecto escénico entrañable de No puedo dejar de lavar los platos es indudable, y está hecho del material de los éxitos en escena: un equipo de actrices entregadas, un fondo amable y nostálgico, una propuesta escénica con mucha entidad, y un sentir que se transmite a la audiencia, aunque en esta ocasión yo me sintiese fuera de la propuesta, o mi asistencia a la matinal aún me tuviese fuera de juego.

NORK IN DAK? está basada en las leyendas de las Lamiak, generando un paralelismo con la prostitución. Escrita y dirigida por Saioa Lara, la obra indaga sobre las leyendas que le contaron de pequeña, historias sobre mitología vasca, mujeres que habitaban ríos y cuevas. Porque… ¿qué pasaría si la leyenda que nos han contado no fuese cierta?

Tras asistir al pase de NORK IN DAK? yo me sigo preguntando lo mismo que plantean en la sinopsis porque abandoné la sala sin tener la respuesta, ni que esta se hubiese siquiera planteado. Con una premisa curiosa de entrada en sala (separando por sexo biológico), y una completa introducción en el exterior con testimonios domésticos de la celebración a las lamiak, disfraces, etcétera, y una propuesta escénica evocadora en apariencia, NORK IN DAK? continúa con un interesante capítulo en euskera con la reunión de las lamiak, para pasar a una leyenda con poco interés, pero introductoria, que comienza a divagar y a perderse por derroteros coming-at-age que se alejan de todo lo que proponían.

Todo podría arder en algún momento es una obra por hacer que dirige Maite Pérez Astorga. Con su compañía El Jardín, plantea un Jardín de las Delicias contemporáneo en el que lo bello, lo grotesco, lo mundano, lo trascendente, la vida y la muerte se entremezclan, mientras la pieza se busca a través de un universo de drama y comedia.

Y tan obra por hacer es Todo podría arder en algún momento que no es nada, ni ofrece nada, ni me aportó absolutamente nada, como corpus escénico. Que precisamente la persona que se entregase en escena fuese una Georgina Rey «que pasaba por allí» (sustitución de emergencia), y que llegó, sirvió coño, y se la aplaudió al final, y cuyos ejercicios escênicos desde ya deberían formar parte de sea lo que sea que no tienen aún, es indudable. No quiero esconder que abandoné la sala habiéndome sentido engañado utilizando la excusa del «work in progress» tras esa sucesión de ejercicios de impro con poca voluntad más allá de la experimentación, pero precisamente para eso están los ensayos, y para hacerlo delante de una audiencia algo debe haber como cosa a explorar.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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