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07.04.2025 Teatro  
Música para Hitler – Crítica 2025

Música para Hitler, escrita por Yolanda García Serrano y Juan Carlos Rubio, y dirigida por este último, se estrena en los Teatros del Canal de Madrid, acercándonos un episodio crucial en la vida del violonchelista Pau Casals, su rechazo a actuar ante Hitler en el Berlín de 1943. Un hecho, con ecos de presente, representado por Carlos Hipólito, Kiti Mánver, Cristóbal Suárez y Marta Velilla.

En tiempos donde el término fascismo parece inmiscuirse por todas partes, no está de más recordar cómo se jugaron la vida quienes se enfrentaron a su barbarie décadas atrás. Una de esas personas fue uno de los violonchelistas más conocidos de la historia de la música, Pau Casas. Hombre que tras huir de la dictadura franquista que comenzó una vez acabada nuestra Guerra Civil, vio como la localidad francesa de Prades en la que se asentó, era ocupada por las tropas nazis que arrasaban por casi toda Europa.

Un suceso que ahora Yolanda García Serrano y Juan Carlos Rubio examinan centrándose en los principios del maestro, las excusas absolutistas de los autoritarios y el potencial libertador de la creación artística. Para ello toman como punto de partida la suite número uno para violonchelo en sol mayor de Bach, haciendo que la música se convierta en un elemento simbólico al que acuden en sus reflexiones y diálogos tanto Casals, interpretado por Carlos Hipólito, como Johann, el oficial nazi, al que da vida Cristóbal Suárez.

La palpable intensidad emocional con que Carlos Hipólito defiende el personaje de Pau Casals es el elemento central de la función, alternando momentos de profunda desilusión con estallidos de coraje. Sin embargo, su habilidad para interpretar la fragilidad y la fortaleza del músico se ve frenada por un texto que resulta demasiado lineal tanto en su planteamiento y desarrollo como en la manera en que es escenificado.

La dirección de Juan Carlos Rubio nos traslada el compromiso de Pau Casals con los valores democráticos y su rechazo a la imposición y a la amenaza nazi. Pero no profundiza en ello, se queda en lo dialéctico de su escritura, diálogos que se sienten más predecibles que reveladores, pero sin trasladar ni generar, verdaderamente, drama ético o moral alguno. Algo que sucede también con el resto de personajes, que resultan más necesarios para llevar la historia por los cauces que se han propuesto Rubio y Serrano, que seres dotados de una identidad, biografía, carácter y conflicto propio.

Es el caso del teniente alemán al que pretende dar fuerza y garbo Cristóbal Suárez, pero que queda atrapado en su intención de mostrar ambigüedad moral en un ser humano atrapado entre el deber jerárquico y la admiración pasional. Otro tanto sucede con Kiti Mánver y Marta Velilla, esposa y sobrina de Casals, respectivamente. Defienden bien sus papeles, pero estoy seguro de que podrían haber hecho mucho más si hubieran tenido material para ello. Más en un escenario en el que el minimalismo y recogimiento de la escenografía (Leticia Gañán y Curt Allen Wilmer) e iluminación (José Manuel Guerra), están diseñados para permitirles brillar.

Música para Hitler nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de la democracia y sobre los dilemas que podríamos enfrentar si la polarización se nos va de las manos. Algo que deduzco pocos espectadores harán por quedarse en el plano de la obviedad y de una visión algo simplista de la trascendencia de la música, de la historia y de cómo sus dilemas pueden afectar a cualquier ciudadano.

Crítica realizada por Lucas Ferreira

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