Tres historias impresionantes. Tres mujeres que se enfrentan a la adversidad. Esta es la premisa del fantástico texto que Cristina Clemente presenta en La Villarroel de Barcelona: Dones de Ràdio. Dirigido por Sergi Belbel, el texto recoge las vivencias de tres mujeres de distintas edades y situaciones sociales que nos hablarán de cómo les cambió la vida al descubrir un bulto en sus mamas.
Rosa (interpretada por Àngels Gonyalons), de cincuenta y cinco años, lidera un programa de radio de máxima audiencia, es una mujer irónica y con carácter. Àgata (interpretada por Sara Espígul), que ronda los cuarenta, trabaja de enfermera en un hospital, es discreta y sensible. Carol (interpretada por Sara Diego), que aún no ha cumplido los treinta, no está muy centrada profesionalmente, y es directa y desinhibida.
Tres vidas que no tienen nada en común, hasta el día en que cada una de ellas se encuentra… un bulto en el pecho. Las tres vidas darán un giro de 180 grados. Tres grandes actrices, se ponen en la piel de estas tres mujeres para explicarnos con ternura, con sensibilidad, pero también con mucho sentido del humor, su vivencia a partir de la aparición de la enfermedad.
Cristina Clemente, autora de la obra, tira de una historia personal para crear una ficción sincera, dura y llena de comprensión cuya comedia hace de filtro catalizador de muchas de las cosas difíciles que se tratan en escena. Clemente consigue, de nuevo, y como ya es costumbre en sus textos, meternos rápidamente en una historia que vemos desde fuera y en la que tres mujeres bien distintas nos explican cómo cambia su vida al ser diagnosticadas de la enfermedad que tienen en común. En un principio, ninguna de ellas parecen conocerse con anterioridad. Son muy diferentes entre sí (no solo por la edad), pero algo las une. Poco a poco, historia tras historia, iremos acompañándolas, conociéndolas profundamente y entendiendo cómo nuestra percepción de la vida puede cambiar en un solo segundo.
Sergi Belbel, director de la obra, ha sabido tratar con mimo el texto de Clemente, ofreciéndole el espacio idóneo para que el texto respire y cale directamente en el espectador, quien, solo empezar, queda embelesado por las palabras y movimiento de sus tres protagonistas. Ofreciendo una interpretación a cuatro bandas, en el que las tres actrices no paran de moverse alrededor de una roca negra que simboliza el bulto cancerígeno, Belbel nos hace inmiscuirnos y querer saber más de estas tres increíbles mujeres que se nos muestran en escena. En todo momento, ellas hablan al público, la cuarta pared se rompe y le hacen partícipe de la historia, pero sin formar parte de ella. Un formato de acompañamiento que entenderemos más adelante.
En la parte actoral, destacar el gran trabajo de las tres actrices en la creación de sus personajes. Àngels Gonyalons nos presenta a Rosa, una mujer de cincuenta y cinco años fuerte, segura de sí misma, emprendedora, periodista autónoma que lidera la franja de las tardes en RAC1. Su éxito es suyo, luchado y levantado por ella misma. Un éxito que le ha dado mucho dinero y poder, y así lo hará notar.
Por su parte, Sara Espígul nos presenta a Àgata, una mujer de unos cuarenta años de edad, enfermera en un hospital, trabajadora y mamá de una niña de 6 años de edad por la que se desvive. Su hija es su todo; de ahí que solo describirse se presente como «la mamá de…» en lugar de decir su nombre.
Por último, Sara Diego nos presenta a Carol, una mujer que aun no ha cumplido los treinta y que aun no tiene claro qué quiere hacer en la vida. Una chica desinhibida y sin pelos en la lengua que llama las cosas por su nombre y sin dar rodeos. Una persona libre de pensamiento y de culpa que deberá crecer de golpe.
Tres personajes dispares que se conocerán una tarde por casualidad frente a los micrófonos de la radio para decir la suya, poner las cartas sobre la mesa, y dejar claro que: no es oro todo lo que reluce, que el rosa de los lacitos no representa su enfermedad (y que esta no es nada bonita) y que, realmente, deberíamos hablar claramente de una enfermedad que está ahí y dejar de tratarla como algo invisible para el mundo y idílico para las marcas.
Gonyalons, Espígul y Diego nos ofrecen unas interpretaciones magistrales de sus personajes (y de los allegados de las otras), que nos calan profundamente ya en su presentación. Las conocemos, las interiorizamos, empatizamos y, posiblemente, las reconozcamos en algunas de nuestras amigas y familiares. Sus personajes dicen mucho pero, sobretodo, nos ayudan a canalizar las partes más conflictivas del texto en la que el corazón se nos oprime y las verdades salen a la luz. Unas interpretaciones cercanas y transparentes que causan una feroz empatía en el público.
En la parte técnica, destacar la escenografía de Max Glaenzel cuyo suelo blanco hace destacar la gran roca central que se convierte, literalmente, en el centro de debate. Por su parte, Núria Llunell nos ofrece una caracterización y vestuarios sublimes para cada personaje. Por su parte, la iluminación creada por Kiko Planas nos mete de lleno en una sala aséptica y sin fin que podría ser de hospital o de un espacio desconocido donde nuestras protagonistas se conocen. Por último, destacar el espacio sonoro creado por Jordi Bonet y Efrén Bellostes que tan bien juega con los diferentes planos realidad y radiofónico.
Dones de Ràdio es el texto más duro y divertido que actualmente encontramos en la cartelera barcelonesa. Un texto cercano que nos emociona y nos hace reír a carcajadas gracias a unas actuaciones brillantes, una dirección espléndida y un texto cuyo virtuosismo recae en la fina linea entre la comedia y el drama.
Crítica realizada por Norman Marsà