Ana Duato y Darío Grandinetti se presentan juntos sobre las tablas del Teatro Infanta Isabel de Madrid, bajo la dirección de Magüi Mira, en La Música. Una adaptación de la directora a partir de la obra escrita por la novelista Marguerite Duras en 1965.
La literatura de Duras está llena de temas recurrentes que exploran la condición humana y las relaciones interpersonales, por lo que en esta pieza también se deja patente ese interés por las complejas dinámicas en las que nos vemos inmersos y por temas como el amor, la soledad y la comunicación. El montaje cuenta con la participación de Ana Duato y Darío Grandinetti, que abordan los papeles de una pareja que se ha divorciado, una pareja que se ha amado y se ha separado por la fuerza espantosa de la incomunicación.
A punto de concretar los últimos detalles de su divorcio, ambos se encuentran en una habitación de hotel para dialogar sobre su pasado y poner sobre la mesa lo que antes no se han atrevido a comentar. Con ese planteamiento, presente desde el inicio del espectáculo, los espectadores y espectadoras pueden redactar en su imaginación los posibles diálogos desde sus propias experiencias; una especie de encuentro en el que el público y realizadores convergen en un fenómeno de transmisión mutua que empieza con energía pero que se va diluyendo según transcurre la obra. Da la sensación de que se pasa de puntillas por este texto que, dramáticamente, tiene muchísima fuerza y pienso que está algo desaprovechado en el montaje; falta profundidad.
La dirección, a grandes rasgos, lastra el intenso texto de la novelista Marguerite Duras, tanto en la puesta en escena como en la dirección de ambos actores. Ana Duato y Darío Grandinetti están correctos pero se nota que no pueden lucirse en su máxima expresión. Únicamente en la recta final, estos veteranos intérpretes muestran algunos destellos del talento que poseen y que han demostrado a lo largo de su carrera.
Uno de los puntos fuertes de la obra es la puesta en escena que sitúa la acción durante toda la obra en torno a una mesa. Este mueble -que está prácticamente en todas las habitaciones de cualquier hotel- servirá como eje físico y emocional de la relación entre los dos protagonistas y ejemplifica perfectamente la evolución de la conversación. Dentro de la puesta en escena, hay que destacar el diseño de luces y la ambientación musical durante toda los 70 minutos que dura la función.
A priori, La Música reunía todos los ingredientes para convertirse en uno de los espectáculos de la temporada por muchísimas razones (la historia, el complejo entramado de emociones, una directora de gran prestigio, un elenco con mucha experiencia…), sin embargo, el resultado dista mucho de lo que yo esperaba y la historia queda diluida en un montaje irregular en el que echo en falta más dinamismo. Aún así, hará las delicias de los incondicionales a la cartelera madrileña.
Crítica realizada por Patricia Moreno