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29.01.2025 Críticas  
Chicago – Crítica 2025

SOM Produce trae a Barcelona su gira del musical Chicago, uno de los grandes de Broadway, que estará en el Teatre Tívoli de la ciudad condal hasta el 2 de marzo. ¿Qué sensaciones nos da este nuevo montaje de uno de los musicales más veces representado en España? Pues, sinceramente: encontradas.

Estrenada en octubre de 2023 en el Teatro Apolo de Madrid, esta versión de Chicago sale ahora de gira y recala en Barcelona. Andreu Gallèn es el director musical (y de la banda), con Tânia Nardini como directora escénica y Gary Christ como coreógrafo, ambos recreando el montaje actual de Broadway del que se han ocupado. Aunque es el solvente Víctor Conde, ayudante de dirección y director residente, ademas de co-traductor de las letras junto a Alicia Serrat, quien lleva las riendas de la réplica… Porque de eso se trata, de una réplica lo más fiel posible al musical que puede verse en Nueva York.

¿Es de recibo que a estas alturas, en 2025, sigamos reciclando, casi milimétricamente, el revival minimalista de Chicago de 1996 en Broadway, con la banda en el centro en sus atriles como de jurado, minimalista en los decorados, con las escaleritas y las sillas laterales? Hay un máximo que las coreografías de Bob Fosse pueden levantar (a menos que estemos viendo el musical Fosse), coreografías que son el núcleo de este musical incluso más allá de las canciones, sobre todo cuando el toque brechtiano se reduce al mínimo. Hace falta una construcción sólida de excelencia interpretativa, coreográfica y musical, y carisma.

El conjunto de bailarines, tanto masculino como femenino, es muy bueno, y lo demuestra principalmente en el «All that jazz» (Al son del jazz) de partida y todos los temas de Billy Flynn. Incluso me atrevería a decir que en este elenco se encuentran algunos de los artistas más carismáticos de la compañía, como Valeria Jones, Fran del Pino o Urko Fernández, capitán de baile. De entre los personajes protagonistas, el gato al agua se lo llevan el Billy Flynn de Jaime Zatarain y la Mary Sunshine de Albert Bolea, de lejos los mejores miembros del elenco. Sus números musicales resultan los más atractivos para el público, en detrimento de otros como el célebre «Cell Block Tango» que aquí no pasan de correctos. Imma Cuevas y Ángel Saavedra desarrollan a una Mama Morton y un Amos Hart también correctos pero sin apabullar en sus canciones.

En cuanto a las dos protagonistas, Velma Kelly y Roxy Hart, el resultado es desigual. La Roxie de Teresa Abarca (otros días Silvia Álvarez) es dulce y graciosa. Le falta suciedad, excepto cuando rememora sus días como novia de un gánster. La Velma de Ela Ruiz no es la estilizada vedette que nos presentara Catherine Zeta Jones en el cine, sino una bailarina de revista y vodevil que, más allá del número inicial, sí nos lleva a un mundo de mediocridad. En ese sentido funciona bien, solventando el equivalente al «problema de Liza Minelli» en Cabaret (también de Kander y Ebb): que hoy en día nadie imagina a una Sally que no sea espectacular cuando se supone que es una artista mediocre. Pero le falta garra en las coreografías, más allá de la primera, y sintiéndolo mucho le falta el carisma de una Marta Ribera o una Natalia Millán. Aunque este sea un musical de bailarines, hacen falta una Velma y una Roxy potentes: Chita Rivera y Gwen Verdon, Bebe Neuwirth y Ann Reinking, Ute Lemper y Ruthie Henshall. Y aquí se las comen Billy, Mary y, a ratos, hasta el ballet. Cuando se quedan solas en su número final echamos de menos a todos los demás, y eso es duro.

El problema tampoco es que Ruiz y Abarca lo hagan mal. Cumplen con sus papeles, son una Velma y una Roxy aceptables, hasta entrañables. Pero con un entorno minimalista, una producción ya conocida, los actores sentados a los lados del escenario esperando que les toque, y teniendo alrededor a algunas bestias escénicas como Bolea y Zatarain, o el mismísimo Gallèn, que parece pasárselo pipa de principio a fin, sabe a poco. A este Chicago le sentaría bien un poco de lustre o de mugre, o sordidez o grandes escalinatas, pero necesita brillar o apestar más. Arriesgar.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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