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20.01.2025 Teatro  
Barcelona 24h – Crítica 2025

El musical Barcelona 24h tuvo el valor de estrenarse durante la pandemia, en octubre de 2020. Tras tener versiones en Madrid (Madrid 24h) y Buenos Aires (Open 24h), ahora vuelve renovado al Teatre Gaudí que lo vió nacer en la ciudad condal, con el elenco original y algunos ases nuevos bajo la manga…

Pau Barbarà Mir tomó como base su obra de 2017 Paki, el musical, sobre el encuentro de una nini de Sarriá con un adicto al trabajo en una tienda de conveniencia, y añadió otros dos personajes (una fotógrafa que se repone de una ruptura sentimental y un romántico fan de las comedias de Hugh Grant), para crear Barcelona 24h. Una hija tardía de Rent con sabor veinteañero y barcelonés, como si se hubiera hermanado con la «Barcelona i jo» de Serrat con ecos de Robert Lopez y Kristen Anderson.

Dídac Flores arregla, dirige musicalmente e interpreta en directo la partitura de esta obra dirigida en escena por Marc Flynn y protagonizada, como en su estreno de 2020, por Jaume Casals, Mireia Òrrit, Anna Piqué y Àlex Sanz. Juntos, reafirman y revientan esterotipos con mucho sentido del humor: amores que no van al compás, heteros que aman los musicales, pijas con genio y tiburones ejecutivos que se mueren por un kinder bueno. Todo mientras se enfrentan a la burbuja inmobiliaria o el burnout laboral, y recorren la ciudad desde la Barceloneta y el Paralelo hasta los búnkers del Carmel.

La trama es ligera, el desarrollo de las 24 horas un tanto irregular (podría ser del mismo modo una semana, no hay un componente temporal marcado), pero musicalmente hay un desarrollo coherente, con algún tema coral transversal (como en la reciente La cuina), piezas humorísticas sociales, otras de desarrollo personal y algunas de homenaje a la ciudad, más simpáticas que en la obra de los hermanos Aubert. La obra tiene un impulso vital generado por los propios personajes, carismáticos cada uno a su manera y bien matizados por los cuatro actores: los cuatro construyen personajes creíbles con el punto justo de exageración teatral para aligerar el peso de la realidad. La interpretación musical en directo de Dídac Flores es un plus, vigorosa y entregada, y aunque se limite a un único instrumento resulta siempre adecuada.

Sin ser un bombazo (no hay temas memorables y esencialmente solo dos historias unidas por un vínculo mínimo), sí es un pequeño musical efectivo y una comedia romántica básica pero eficaz, que el elenco defiende con convicción y unas voces en buena línea, generando, en la primera mitad, multiples otros personajes en las antípodas de los protagonistas. Las coreografías de Júlia Pérez son sencillas pero adecuadas para transmitir el movimiento constante de la ciudad, y la escenografía mínima, espartana que utilizan Jordi Bulbena y Arnau Alegre, nos transporta lo suficiente a los diferentes espacios, sobre todo con el apoyo de las proyecciones en las paredes de la sala y al diseño de sonido de Cesc Mojica.

En definitiva, un musical divertido para ver con amigos y parejas: si os gustaron Generació de merda o Autónomos el musical pero queréis algo con menos mala leche y más feelgood Disney, os lo pasaréis muy bien.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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