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20.01.2025 Críticas  
La presència – Crítica 2025

La Villarroel de Barcelona presenta La presència, una obra escrita por Carmen Marfà y Yago Alonso, dirigida por Pau Carrió e interpretada por Anna Sahun, Pau Roca, Marc Rodríguez y Nausicaa Bonnín. La presència se desarrolla en el interior de una casa en las montañas durante una noche de tormenta.

Ernest (Pau Roca) y Sandra (Nausicaa Bonnín) se encuentran en la masía de su padre para acompañarle durante sus últimas horas de vida. Miki (Marc Rodríguez), la pareja de Sandra, también está allí para apoyarles. Mientras los hermanos, que no tienen mucha relación, se ponen al día, llega la médico del CAP (Anna Sahun) a quien ninguno de ellos conoce. Sube a ver a su padre y, a los pocos minutos, baja y les comunica lo que todos esperaban: Climent ha muerto. Lo que ninguno espera es que, minutos más tarde, la campana que utilizaba para llamarles vuelva a sonar. Si el padre está muerto, ¿quién le ha tocado?

A partir de ese momento, el escepticismo y la fe chocan y los fenómenos inexplicables irán en aumento, así como la tensión entre los protagonistas. ¿Se trata de un hecho paranormal? ¿Es simplemente una noche de tormenta? ¿Acaso Climent tenía algo pendiente de aclarar y por eso se manifiesta? ¿Es el único que guarda secretos? Una serie de confesiones, de verdades escondidas, comenzarán a salir a la luz. Entre los hermanos, entre la pareja, e incluso con la médica que revelará algo que nadie conocía.

Esta producción de Sixto Paz Produccions y La Villarroel es una delicia para los amantes del misterio. Una obra que habla de realidades intrínsecas de las familias y que, en algunos momentos, transita hacia lo sobrenatural para poder ofrecer algunos puntos de lucha personales/colectivos que saquen a la luz temas complicados que se han escondido bajo la alfombra.

Hablar no es el punto fuerte de la sociedad, hasta ahí todos creo que coincidimos. Lo que sí se nos da bien, y en La Presència queda bien claro, es esconder cosas. Y no hablo de cosas materiales, no; sino de los actos, pensamientos y sentimientos propios que, en ocasiones, reprimimos o escondemos para agradar a los demás. ¿Realmente conocemos a nuestros allegados o solo vemos lo que ellos desean mostrarnos?

Carmen Marfà y Yago Alonso presentan un texto lleno de temas personales con los que todos nos podemos sentir identificados: parejas que se dejan arrastrar por sus compañeros en decisiones importantes de su vida, personas que siguen cual rebaño a lo que hace la mayoría de la sociedad porque es lo que ahora toca hacer, personas que piensan más en el qué pensarán los demás antes de qué me gusta/haría yo… el continuo esconderse en una sociedad cuyo hobbie más preciado y utilizado es hablar de los demás a sus espaldas y subyugar al vecino a unas normas de convivencia supervivencia estándares que no funcionan para todos. Con el punto de partida de la muerte de Climent, conoceremos a sus herméticos hijos, quienes heredaron esa cualidad de un padre casi ausente, y saldrán a la luz pensamientos, hechos y historias ocultas que no dejan descansar ni a los vivos ni a los muertos.

En la parte actoral, alabar el trabajo de los cuatro protagonistas, puesto que cada uno cumple de largo lo que su personaje necesita. Anna Sahun nos presenta a una doctora que viene a ayudar a Climent en sus últimos momentos de vida y lo prepara para la inminente transición. Un personaje interesante desde su primera aparición y que evoluciona favorablemente como catalizador de la obra. Posiblemente, el personaje más sorprendente de todos y cuya evolución es clave para el texto.

Pau Roca nos presenta a Ernest, el hermano mayor de la familia. En un inicio, parece ser el más centrado de todos y, claramente, al ser el que vivía con su padre, el personaje que espera con más serenidad el desenlace que hace un tiempo que esta escrito. Roca nos gana desde un inicio con la seguriad tangible de Ernest pero más nos sorprenderá con la evolución de su personaje, el cual llenará de dudas la casa mientras se deja llevar por la médico y sus cábalas.

Marc Rodríguez como Miki, la pareja de Sandra, nos dará siempre el contrapunto cómico de la obra. Ya conocemos a Marc de sus personajes en Polónia (TV3) y, realmente, es un actor clave para destensar momentos comprometidos y tensos de la obra. Aun así, Miki nos sorprenderá mostrándonos como, tras un punto cómico y despreocupado, podemos encontrar una persona que sabe lo que quiere en la vida y lucha por ello. Aunque en ocasiones veamos más líder a su pareja, parece ser que él ejerce una influencia positiva en ella que la hace avanzar. ¿Pero es lo que ambos quieren?

Por último, Nausicaa Bonnín nos presenta a Sandra, un personaje serio y profesional. Ella cree en lo que ve, en lo tangible. No se basa en nadie más para llevar su vida a puerto y, sobretodo, no se deja influenciar por nadie del tres al cuarto que le diga que debe hacer o creer. Bueno, eso es lo que ella dice, lo que ella proyecta, pero ¿es lo que realmente es? Nausicaa nos presentará un personaje que, en todo momento, se debate entre dilemas. Su mente no para de dar vueltas a todo y sus dudas son constantes. ¿La excusa de las hormonas será cierta o le pasa algo más a Sandra que no nos cuenta?

En la parte técnica, destacar la remarcable escenografía creada por Paula Bosch que nos presenta una casa de madera, confortable y cálida, perdida en la montaña. Junto a la iluminación de Guillem Gelabert, disfrutamos de un espacio inigualable en el que todos quisiéramos perdernos un fin de semana (si la pudiésemos pagar, claro). El ajustado vestuario de Pol Cornudella nos acerca aun más a unos personajes reales que podríamos conocer y, por último, el excelente espacio sonoro creado por Guillem Rodriguez nos ofrece el punto necesario para que notemos la presencia bien cerca (ya estés situado en la primera o en la última fila del teatro).

En resumen, La presència se convierte en una obra altamente recomendable con la que disfrutar de una gran noche de suspense, drama, comedia y espiritualidad que recordarás por semanas. Una historia llena de adrenalina y comedia en la que los fantasmas de una familia saldrán a la luz.

Crítica realizada por Norman Marsà

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