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24.12.2024 Teatro  
El conte de Nadal – Crítica 2024

Como ya viene siendo tradición, el Gran Teatre del Liceu de Barcelona ha presentado, en un fin de semana y con dos únicas funciones, la adaptación musical de Albert Guinovart del El cuento de Navidad de Charles Dickens. Un espectáculo mágico bajo la batuta del maestro Josep Vila Jover, con adaptación del texto y coordinación escénica de David Pintó y las voces de Ana San Martín y Albert Mora como solistas.

El cuento de Navidad (A Christmas Carol) de Charles Dickens, publicado originalmente en inglés en 1843, narra la historia de un hombre avaro, egoísta y lleno de cicatrices aparentemente irreversibles (Mr. Ebenezer Scrooge) y su conversión después de una serie de visitas de fantasmas durante la noche de Navidad. Escrita en plena época victoriana y con un sentido melancólico hacia el pasado, la Navidad y los valores de unión contra la avaricia, tuvo una enorme popularidad.

Una historia que, posiblemente, no nos es extraña para nadie de los adultos que nos sentábamos en la sala pero que, posiblemente, para algunos infantes presentes era la primera toma de contacto con un clásico novelístico y, ahora, de la Navidad en el Liceu.

Posiblemente, todos hemos disfrutado de alguna de sus versiones. Ya sea el libro en inglés (o sus traducciones), de las películas televisivas, de las películas de alto presupuesto o, incluso, de las adaptaciones o películas inspiradas en… La historia del Señor Scrooge es un clásico atemporal que siempre funciona y atrae al respetable. Y así lo atestiguan dos días de lleno completo en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona.

Con la idea de mostrar los matices de este magistral texto de Dickens, Albert Guinovart nos regala una partitura que acaricia el alma y que está llena de contrastes. Una música al servicio de las palabras que dibuja a todos los personajes de la narración y que, a su vez, nos da canciones que cantar al salir de la sala. Un producto musical que se adapta perfectamente a una historia clásica pero que, a su vez, la actualiza para que no decaiga en la hora y diez minutos de duración. Una radiante interpretación por parte de la Orquestra del Gran Teatre del Liceu bajo la templanza y el ritmo perfecto del maestro Josep Vila Jover.

Para cantar e interpretar esta partitura, Guinovart y Pintó llevan apoyándose en dos voces con gran personalidad que pueden darnos todos los matices de los personajes y, a su vez, ofrecernos una interpretación sencilla y directa.

En el papel principal de Mr. Ebenezer Scrooge, y algún otro personaje de corta duración, disfrutamos de Albert Mora. Su interpretación del viejo avaro se acerco a un señor mayor algo seco y alejado del mundo, sin llegar a ser excéntrico; algo que podría haber molestado a los infantes más jóvenes. Una interpretación bien medida que realzó la música por encima de cualquier otra cosa.

Junto a él, Ana San Martín nos presentaba a los personajes femeninos de la obra pero, sobretodo, se encarga de interpretar a los fantasmas que visitan al Sr. Scrooge y le enseñan como ha cambiado su vida de feliz a miserable. Con una interpretación cercana y candente, San Martín nos embelesa y nos mete de lleno en la historia de la mano de Mora. Un dúo actoral que funciona a la perfección.

Apoyando a las voces principales, pudimos disfrutar del excelente grupo coral VEUS – Cor Infantil Amics de la Unió. Sus voces angelicales resonaron en el Liceu acercándonos la tranquilidad a nuestros corazones y llenándolos de sentimiento navideño. Una interpretación excelsa que apoyó con creces a las interpretaciones solistas. Y es que VEUS es un coro que siempre que lo disfruto me ofrece un resultado exultante. Ellos/as son delicadeza y precisión.

Por último, y dinamizando la acción musical, pudimos disfrutar de los hipnóticos (no hay otra forma de alabar lo vivido) dibujos de arena de Borja González, los cuales dotan a la función de un punto aún más poético. Sobre una mesa de luz artesanal y en total sincronía con la música y el texto, Borja modela la ilustración con arena para evocar las diversas escenas y los diversos personajes de la narración. En ciertas ocasiones, no podíamos despegar nuestros ojos de la gran pantalla y sorprendernos con la facilidad que Borja ilustraba las canciones y nos guiaba a través de la historia. Uno de los puntos fuertes del espectáculo que se llevó grandes aplausos en los saludos finales.

Hacía tiempo que quería acudir a disfrutar de la versión musicada de El Conte de Nadal de Albert Guinovart en el Liceu de Barcelona y, por fin, este año hemos podido acudir en familia. Una cita que, seguramente, repetiremos el año que viene. Y es que los clásicos son los clásicos, y El conte de Nadal se acaba de convertir en uno para mi familia.

Crítica realizada por Norman Marsà

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