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24.12.2024 Críticas  
L’origen del món – Crítica 2024

El Teatre Akadèmia de Barcelona presenta L’origen del món. Una obra que nos invita a reflexionar sobre los misterios y complejidades de la existencia humana. A través de una familia formada por tres generaciones, la obra nos sumerge en los pensamientos más intrínsecos de estas mujeres, planteándonos preguntas profundas sobre el sentido de la vida, nuestras relaciones y la inevitabilidad del paso del tiempo.

La obra, basada en el libro de la autora italiana Lucia Calamaro, se centra en Alicia, quien atraviesa un proceso difícil y profundamente humano: el desconcierto, la duda existencial y una depresión que afecta su vida cotidiana. A medida que avanzamos en su historia, presenciamos cómo lucha por encontrar respuestas mientras lidia con su rol de madre y de hija. Estas dinámicas familiares evolucionan conforme los actos progresan, revelando las diferentes perspectivas y conflictos que surgen en cada etapa de la vida.

La dirección de Guido Torlonia logra capturar con precisión la esencia más relevante de la obra de Calamaro. Su visión se ve reflejada en las magníficas actuaciones de un elenco femenino sobresaliente. Alicia González Laá interpreta a Alicia, la madre; Queralt Casasayas encarna a la hija; y Annabel Totusaus da vida a la abuela. Cada una de ellas aporta una intensidad emocional que enriquece la narrativa y nos permite explorar las diferentes dinámicas familiares y las complejidades de sus personajes.

La comunicación verbal y no verbal, las acciones y los gestos de los personajes refuerzan el realismo de la obra. Casasayas, además de interpretar a la hija, asume el papel de la psicóloga de Alicia en una dualidad impresionante. Su humor inocente como hija contrasta radicalmente con la seriedad y profundidad de sus intervenciones como terapeuta. Esta transición, ejecutada de manera impecable, es uno de los puntos más destacables de la obra, pues logra cautivar al público mientras explora temas como las relaciones familiares y la búsqueda de sentido en medio de la confusión emocional.

El diseño escenográfico de Andreu Mateo y Jorba Miró, y el vestuario de Nidia Tusal, se complementan de manera magistral, reflejando las diferentes etapas emocionales y cotidianas de esta familia. Los electrodomésticos y muebles recrean un contexto hogareño familiar que permite al público sumergirse fácilmente en la rutina de los personajes. La sencillez del escenario contrasta con la profundidad emocional de la historia, logrando un equilibrio visual que refuerza el mensaje de la obra.

El diseño técnico también juega un papel crucial en esta obra. Lluís Serra, encargado de la iluminación, y Sergi Andrades, responsable de la música y melodía, logran una sintonía perfecta para marcar la transición entre los actos. Serra realiza un uso dinámico de los focos, moviéndolos estratégicamente para aprovechar cada rincón del espacio escénico. Su trabajo consigue intensificar las emociones de cada escena, dotándola de una atmósfera íntima y evocadora.

Aunque L’origen del món puede resultar extensa en duración, su profundidad temática lo compensa con creces. La obra desentraña las vicisitudes del pensamiento interpersonal, las respuestas (o la ausencia de ellas) a las grandes preguntas de la vida, y la definición de los propósitos personales. A través de una perspectiva subjetiva, las protagonistas nos llevan a explorar el dolor, la duda y el amor que subyacen en la cotidianidad, convirtiendo la experiencia teatral en una reflexión íntima y trascendental.

Crítica realizada por Yadi Agurto

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