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18.12.2024 Críticas  
Gola – Crítica 2024

Pau Matas Nogué y Oriol Pla Solina estrenan Gola en el TNC de Barcelona, su creación más reciente y que llega tras el éxito de Travy. La obra es una producción de Temporada Alta y del Teatre Nacional de Catalunya que parte de las múltiples habilidades interpretativas de Oriol Pla y que presenta una mezcla de texto, danza, slapstick, circo, clown, bufón y performance.

Gola es un espectáculo que parte de la idea de la gula entendida como necesidad y vicio de tragar en exceso todo lo que deseamos o que nos hacen desear. Es una propuesta que quiere incluir diferentes lenguajes interpretados por un solo actor, Oriol Pla. El viaje de un actor-personaje, en un espacio en constante evolución, que sólo sabe reflexionar colocándose en espacios fronterizos, en las rendijas que hay entre la voz y la palabra; la performance y el teatro; el movimiento y la danza; el bufón y el clown, como metáfora de la trampa que hay detrás de la ilusión de poder engullirlo todo.

Oriol Pla aparece en escena dubitativo y temeroso. Una temerosidad que podemos asociar con el valor de volar solo. Por primera vez, y después de la maravillosa Travy, obra que presentaba con toda su familia (y que podremos ver de nuevo en el Teatre Romea en Junio de 2025), Oriol Pla presenta un one-man-show en el que dar rienda suelta a su clown.

Con un alter ego digamos, especial y atrayente, Pla inicia la función pidiendo perdón por todo lo que va a hacer, que va a ser genial. Pero sobretodo, pidiendo perdón a su padre, el cual quiere superar; a su madre, a la cual tiene en un pedestal; a la gente del Institut del teatre, que no sabe dónde se está metiendo; a los «ofendiditos», que se ofenden por todo y a él le va a dar igual; a la gente de la danza contemporánea, la húngara, a la gente del circo, a la gente que canta, a la que baila… a un sinfín de personas que, realmente, no saben lo que vamos a ver. Y ahí está la gracia. Saber de quién vas a disfrutar pero no saber qué vas a ver. Porque si hay algo que Pla es… es fuego, energía pura, una persona sin límites conocidos que no se para ante nada y que, lo único que quiere, es ofrecernos un show para el recuerdo.

Como si de Jango Edwards se tratara, o incluso, con reminiscencias de Leo Bassi, Pla se desboca ante la platea con una simple anécdota: comprar un donut en una máquina expendedora. Con una progresión de aceleración desbordante, Pla hará todo lo posible para conseguir el ansiado donut. Y cuando digo todo, es todo. Por otro lado, cuando la ternura se traspase de sus ojos a los nuestros al pedirnos ayuda, pidiendo sentirse querido, amado, adorado y aplaudido; también encontraremos referencias a otros tipos de clows como, por ejemplo, Tortell Poltrona. En definitiva, Pla presentará un clown lleno de aristas diversas y de una amplitud extenuante que nos llevará a transitar desde sus inseguridades hasta sus ansiedades. Puntos opuestos que consigue encajar de una forma inesperada en un show sin igual.

En Gola no faltan las historias, las acrobacias, las dudas, las superaciones… Pla pasará por todas ellas y más, llegando a sobrepasar las 2 horas de función (según la web del TNC la obra dura 1 hora 40 minutos), y porque el público le pedirá que pare. Podríamos decir, que ya sabemos quien se tragó las pilas Duracell al nacer.

Junto a él, dandole réplica mediante notas musicales, se encuentra Pau Matas Nogué quien, guitarra en mano, pone una delicada y pausada banda sonora a toda la locura que se mueve en escena. Sobre un carromato, que nos recuerda a como, años atrás, las compañías familiares se movían por el territorio para acercar sus espectáculos, Pau se mira a Oriol impávido y silencioso. Por mucho que este le pinche, Pau pone el punto de tranquilidad y cordura y le deja hacer en el extenso final hasta que el público le grita que pare y, entonces este, le sirve un vaso de agua aderezado. Una pequeña conversación que pondrá todo sobre la mesa para que, tras ella, el público rompa en aplausos y vítores por la genialidad expresada en escena.

El tándem Pau Matas Nogué (creador y director) y Oriol Pla Solina (creador, director y actor), en colaboración con Jordi Oriol en la dramaturgia, nos presenta un producto sorpresivo que nos deja sin palabras desde un inicio y, a su vez, llena de risas nuestra tarde. Un show con el que acabar de pie aplaudiendo, gritando y vitoreando algo nunca visto. Tengo gula de más.

Crítica realizada por Norman Marsà

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