Toda persona vista de cerca es un monstruo regresa por segunda temporada al Teatro Lara de Madrid. La obra, dirigida por Matías Benedetti, es una comedia ácida que, con mucho humor, analiza y desnuda los monstruos que todos ocultamos detrás de nuestro anhelo de normalidad.
Dos parejas completamente diferentes se encuentran para cenar. Ellas no se conocen y ellos están ligados exclusivamente por vínculos laborales. Cada pareja representa las antípodas vitales de la otra, pero a lo largo de la noche, entre vino y vino, la conversación fluye y con ella las apariencias. Las caretas de la convención se deslizan y celos laborales, crisis de pareja, dudas existenciales y frustraciones personales hacen acto de aparición. Nada queda a salvo y la velada termina en un final paroxístico en el que todos los monstruos interiores salen a pasear.
Toda persona vista de cerca es un monstruo es una comedia divertidísima y ácida que pone el dedo en ese mal endémico de nuestra sociedad: la insatisfacción. Y lo hace a través de un texto vibrante en el que, con una sencilla presentación argumental, disecciona desde el humor todos los temas imaginables de conflicto como la maternidad, la carrera profesional, los roles de género, la creatividad, las crisis de pareja y, sobre todo, ese monstruo, el peor de todos, llamado expectativas; en referencia a las propias de cada individuo y a la presión por cumplir las expectativas de los demás. Un texto firmado por la dramaturga argentina María Zubiri que tiene la universalidad de las buenas comedias, ya que interpela a cualquiera que esté sentado en la butaca, sin permitir ningún conato de indiferencia. Esa capacidad catártica para hacer reír, ofreciéndonos un espejo irónico, viene avalada por su larga trayectoria en Argentina, donde se viene representando desde hace cinco temporadas, y también la evidencia su vuelta a la sala Lola Membrives del Teatro Lara.
Matías Benedetti dirige el montaje tomando soluciones que se adaptan bien a la especial configuración de la sala. Con una escenografía sencilla pero creativa que suma detalles, consigue crear un buen movimiento en escena que aporta organicidad en la interpretación. También resuelve de forma muy inteligente la necesidad de crear espacios independientes pero conectados en los que la trama se desarrolla de forma simultánea. Esto nos permite adentrarnos en el pequeño piso de la pareja anfitriona de la velada, sin generar cortes o interrupciones.
El elenco está compuesto por Matías Galimberti, que también asume la producción, Olivia Tomé, Lautaro Narvaja y Fiorella Pedrazzini. Los cuatro enfrentan con buen pulso la transición de los protagonistas desde su inicial perfil estereotípico hasta su revelación final. Un trabajo coral en el que Olivia Tomé y Fiorella Pedrazzini destacan en parte porque sus personajes, la transgresora Joana y la sumisa y tradicional Amalia, son detonantes de la transformación y responsables del estallido final en el que las verdaderas personalidades se rebelan.
Todos hemos pensado más de una vez que hasta el tipo más corriente visto de cerca es muy raro. Incluso internamente nosotros mismos dialogamos con nuestras rarezas tratando de mantenerlas a raya. Quizá precisamente por esta sensación de identificación Toda persona vista de cerca es un monstruo desinhibe nuestra carcajada con tanta franqueza. Nuestros monstruos aparecen en escena paralelos a los de sus protagonistas, y en su catarsis final hacemos nosotros lo propio, saliendo del teatro un poco más ligeros y mucho más felices.
Crítica realizada por Diana Rivera