El nuevo Espai Texas de Barcelona abre sus puertas esta temporada y se estrena con Austràlia, una producción de la Sala Flyhard que agotó localidades la pasada temporada y que cuenta con el debut de Israel Solà en la dramaturgia de este road trip familiar que transcurre en nuestras antípodas.
Después de estar a la dirección de la mayoría de los proyectos de La Calórica (su compañía habitual durante estos últimos años) Israel Solà da un salto y ha decidido dirigir un texto propio, estrenándose como nuevo dramaturgo en el tejido teatral de la ciudad.
Tomando como base una experiencia de una amiga cercana Solà construye la historia de una mujer donante de un óvulo para ayudar a que su hermana pueda tener su propia familia. El planteamiento se usa como punto de partida para explorar temáticas tan profundas como la de las diferentes alternativas a día de hoy para la formación de una familia, si realmente estamos tan preparados para ello como nos parece, o cuánto pueden erosionar el tiempo y la distancia cualquier vínculo, incluido el fraternal.
Con esa premisa se recrea, a modo de cuaderno de bitácora y recuerdos fotográficos, este viaje donde se reencuentran tres hermanas, Mercè, Laia y Elena y Andy, el marido de Laia. Elena es la encargada de relatar al espectador la llegada a Australia, las ganas de esta reunión después de tantos años, la nostalgia de volver a estar las tres juntas pero también los desafíos a los que se van a enfrentar Laia y Elena por esta donación o los de ser una familia donde las grandes distancias no han jugado a su favor. Y a todo esto Andy, pobre, no se entera de nada, porque no ha aprendido catalán. Y Mercè, pobre, tampoco porque no aprovechó el curso de inglés que Laia le pagó.
Austràlia es una comedia dramática pero muy fresca y también muy actual. Estructurada como ese road trip que comentábamos, Solà ha dirigido a este elenco para que te arranque sonrisas donde hay tensión y tristeza, o que te haga reflexionar en cómo los avances tecnológicos, por mal que nos pese, no sustituyen el día a día, ni los abrazos, ni los encuentros familiares de un hogar.
Para poder mostrar todo esto en este montaje de pequeño formato Ester Cort, Carme Poll y Meritxell Huertas, que encarnan a las tres hermanas y Brian Lehane en el papel de Andy han sabido jugar tan bien sus perfiles cómicos como los dramáticos porque todos, especialmente ellas, van a viajar durante toda la obra de un lado al otro emocional.
Y aunque esta es claramente más una comedia que un drama, la sensibilidad cuando se abordan ciertos momentos también aparece sobre las tablas brindando al espectador algo más que tan solo risas y comicidad. Las tres, en este caso, saben moverse por ambos lugares, aunque Meritxell Huertas, como Mercè, la hermana mayor, está especialmente brillante haciéndonos reír.
A nivel técnico, la escenografía en un espacio pequeño, como es el escenario de el Espai Texas, está muy bien salvada con el diseño de Clàudia Vilà donde diversos cicloramas (guiño a las fotografías que va tomando Elena toda la función) servirán de telón de fondo para explicar dónde estamos en diferentes momentos. Eso, junto a la iluminación de Xavi Gardés y la música de Guillem Rodríguez complementan al texto y la interpretación consiguiendo envolvernos los 75 minutos que dura esta historia.
Quedan solo unas cuantas funciones más para poder ver Austràlia y para salir de las rutinas monótonas del día a día consumiendo cultura que nos haga reír y pensar. La compañía ocupará la sala de teatro del Texas hasta este fin de semana y aún quedan entradas. No hace falta decir nada más.
Crítica realizada por Diana Limones