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12.11.2024 Críticas  
Tirant lo Blanc – Crítica 2024

Estrenada en el Grec Festival de Barcelona y coproducida por el mismo Festival y el Teatre Romea, vuelve Tirant lo Blanc en temporada al teatro del Carrer de l’Hospital. Un montaje basado en la obra fechada en el siglo XV de Joanot Martorell, que cuenta las gestas del caballero ‘valencià’ y que reescribe Marius Serra y dirige Joan Arqué.

Del libro que Cervantes salvó de la quema en su Don Quijote, destacándolo como un ‘tesoro de contento y mina de pasatiempos’ y como ‘el mejor libro del mundo’, Marius Serra compendia en una dramaturgia de 110 minutos la novela en la que él mismo ya trabajó y publicó en el 2020.

Dejando más bien aparte la faceta sensual que definía al protagonista y sus escarceos amorosos, Serra se centra sobre todo en su historia de amor con Carmesina y en sus aventuras más legendarias por las costas del norte de África, incluyendo sus esfuerzos de cristianización, hasta que regresa al lado de su amada, quien está en Constantinopla y, finalmente, muere. No hay spoiler alguno aquí, pues en este montaje, sus personajes arrancan diciéndolo desde el mismo principio.

Esta moderna adaptación de Arqué sufre de altibajos en su montaje. Las partes de diálogo pierden algo de interés, quizá por un poco de falta de ritmo en escena. Pero en lo que se refiere a la parte musical (sobre todo los momentos más corales) Judit Neddermann ha estado perfectamente acertada en su creación como compositora o en las escenas coreografiadas (como la del barco, la guerra o el bautismo de masas), donde el trabajo de Carla Tovias como encargada del movimiento escénico se luce especialmente, la obra adquiere un intenso atractivo que se disfruta tanto a nivel histórico como a nivel artístico.

En cuanto al elenco, hay actores que destacan especialmente. Laura Aubert interpreta de forma excelente a la doncella Plaerdemavida, realizando una vez más un trabajo actoral de gran maestría. Rubén de Eguía es quien, en esta temporada, sustituirá a Quim Àvila (a quien me perdí tristemente en el Grec), y también ofrece un Tirant impecable sobre las tablas. Y Moha Amazian es otro de los destacables, colmando el escenario de energía en sus intervenciones, especialmente con la del Emir. Me cuesta entender un poco a la Carmesina de esta versión, que se dibuja caprichosa y adolescente, aunque el trabajo de Clara Mingueza es, claramente, un gran trabajo de interpretación y un interesante reto como actriz. Neus Ballbé, Ireneu Tranis y Agnès Jabbour completan el elenco de esta obra de medio formato.

Técnicamente, hay una aportación indispensable en la iluminación y en el vestuario. Teniendo presente que el espacio escénico está despejado mucha parte del tiempo, los trabajos de Toni UbachNídia Tusal en estos aspectos técnicos son de gran valía para acompañar la historia e inundar el escenario.

Se aprecia (y se valora) el espíritu de Joan Arqué de crear algo realmente artístico, y aunque la propuesta no me acabó de satisfacer plenamente a mí personalmente una vez se encendieron las luces, no dejaría de recomendarla por muchas razones: el gran esfuerzo implícito en un trabajo así, el acercamiento a obras clásicas de nuestra Historia y por ser un proyecto de teatro tomado muy en serio.

Crítica realizada por Diana Limones

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