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06.11.2024 Críticas  
Breve historia del ferrocarril español – Crítica 2024

Empieza casi, casi como un podcast sobre trenes, pero a medida que acumula presión borbónica queda claro que Breve historia del ferrocarril español arrastra mucho más. Estos días hizo parada en el Teatre Nacional de Catalunya, en Barcelona, todo un convoy de corrupción, intrigas palaciegas, rebeliones populares y capitalismo salvaje decimonónico.

Escrita por Joan Yago (Entrevistes breus amb dones excepcionals), estrenada en 2022 en el Teatro María Guerrero de Madrid por el Centro Dramático Nacional con dirección de Beatriz Jaen (que la adaptó de monólogo a diálogo entre dos actrices), Breve historia del ferrocarril español a duras penas trata de esconder que no solo habla de trenes… aunque sin embargo todo tiene que ver con ellos. Desde el trazado original del primer ferrocarril de la península (que acabó no siéndolo) y su relación con la reina regente María Cristina y su hija Isabel II, a la implantación del tren a la Meca que acabó con el reinado de Juan Carlos I, la historia del ferrocarril en España es un relato de la corrupción, el capitalismo y los desatinos de los Borbones y la camarilla que les ha rodeado.

Paloma Córdoba y Esther Isla se reparten papeles y papeletas, pasan del teatro de objetos infográfico a la actualización de momentos clave en la vida del Madrid del XIX y de sus clases pudientes, utilizan cámaras, vestuario, un escenario que tanto es vagón como se convierte en palacio, y mucha, mucha hemeroteca, de Sor Patrocinio a Corina. Todo ello para hacer digerible, y de hecho muy atractivo, el aluvión de nombres y atropellos que explican por qué tenemos el trazado de trenes que tenemos en España… pero hacen aún más inexplicable por qué sigue habiendo Borbones en este país. Con sentido del humor e intentando encontrar la motivación de las protagonistas (doblemente) reales de esta historia, María Cristina e Isabel, Córdoba e Isla se imbuyen de símbolos para ir metiéndose cada vez más en la piel de los personajes: comienzan desde fuera y acaban encarnando directamente a esas mujeres que toleran, inician, ejecutan o rechazan la corrupción ferroviaria que las rodea.

El nivel de las dos intérpretes es maravilloso. Cercanas en su distanciamiento un tanto burlón, directas en su acercamiento profundo, no paran de sorprender a lo largo de las casi dos horas de función sacándose aún más conejos interpretativos de la chistera, y desarrollando nuevas facetas dramáticas, arropadas por la iluminación de Enrique Chueca, el preciso vestuario de Leonora Lax y el flexible espacio escénico que crea Pablo Menor Palomo, sobre el que se impresiona la creación videográfica de Elvira Ruiz Zurita. El texto de Yago, bajo la mano de Jaén, resulta ágil, completo y sensible a la par que mordaz (atención que ahora están volviendo a colaborar en Madrid con la adaptación de Nada, de Carmen Laforet).

En el contexto de lo que explica la obra, las puntuales llamadas a la participación del público no se sienten baladíes, ni como meros juegos entre escenario y platea, sino como un toque de atención al papel del pueblo-espectador a ser pueblo-actor. Como en su momento B, o más recientemente Jauría o Cançons que acaben en fade out, esta Breve historia es una de esas obras de teatro que debería ver toda la población para indignarse sanamente y con fundamento, poder entender quiénes somos, de dónde venimos y poder elegir de una vez a dónde vamos… vamos, si es que el tren decide llevarnos.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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