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06.11.2024 Críticas  
Fisterra – Crítica 2024

La Sala Versus Glòries de Barcelona presenta Fisterra, una road movie en formato comedia loca e irreverente, escrita por Ferran Gonzàlez y dirigida por Xènia Reguant, en la que dos desconocidas se encuentran en un taxi huyendo de una sociedad opresora para su género y con la intención de enterrar secretos inconfesables.

Estamos en Pontevedra, Galicia. Paz (Gemma Martínez) viaja con su taxi, cuando Antonia (Marta Tomasa), una mujer de mediana edad que acaba de quedarse viuda, aparece de repente dentro de su taxi solicitando sus servicios para ir hasta Finisterre (Fisterra) a tirar las cenizas de su difunto marido. O eso dice… El trayecto es largo pero Antonia no tiene problemas de dinero. Puede pagarlo. Tras un rifirrafe, Antonia consigue su propósito y Paz accede a llevarla. Durante el largo trayecto, ambas estarán condenadas a entenderse, algo que no será nada fácil, aunque tienen muchas cosas en común. Durante todo este tiempo, ambas podrán comprobar que, efectivamente, las apariencias engañan.

Lo que en un principio parece estar destinado a un final casi concluyente, muta de una forma constante bajo la locura descontrolada de ambas actrices en escena. Marta Tomasa y Gemma Martínez, unas bestias interpretativas que descolocan al respetable a cada frase que sale de su boca, nos presentan unos personajes para el recuerdo. Unas Thelma y Louise catalano-gallegas que no tienen nada que perder más que compartir vivencias y locuras en un mundo que, según explican, solo quiere joderlas. Su destino, más allá de Fisterra, se irá descubriendo paulatinamente mientras nuestras mandíbulas se desencajan de la risa.

Kilómetro a kilómetro, en un taxi viejo y hecho a pedazos, iremos entendiendo a unos personajes que parecen huir de todo y de nada. Una gallega que tiene un taxi, pero no quiere hacer de taxista, una catalana que no se separa de una misteriosa caja de zapatos… Un crimen que cualquiera de las dos podría haber perpetuado y una necesidad de prosperar más allá de la presión que las encarcela a lo largo de su vida. Así, Fisterra da voz a dos mujeres de una supuesta mediana edad y que no encajan en los cánones estéticos sociales. Una mujer que lucha y se rebela por ser vista, respetada y tomada en serio. Una mujer que no necesita a nadie para labrarse un futuro. Pero, dios mío, ¡vaya futuro les espera!.

En la parte técnica de esta nueva producción de Apunta Teatre, hay que destacar el diseño de luces de Daniel Gener quien, entre la penumbra y el humo escénico, nos traslada a las carreteras de la Costa do Morte de Galicia por las que no pasa un alma (de esas en las que si te descuidas encuentras a la niña de la curva). Mención especial al diseño de vestuario de Elena Ballester y la caracterización de Tina Montón, quienes nos presentan unos personajes Almodovarianos con una mezcla ochentera al estilo los Angeles de Charlie. Un vestuario y caracterización icónicas. Que pena que el coche no se pareciera a Kitt (ya lo bordamos). Y un aplauso a la escenografía creada por Pablo Soca García y Fernando de Blasi quienes consiguen recrear un Beetle descapotable como un peculiar y destartalado taxi.

El texto de Ferran Gonzàlez es hilarante y sorprendente. Cuando parece que has pillado el ritmo de la obra y sabes de qué va, un volantazo te lleva a frenar en una gasolinera para cambiarte la visión de los personajes y casi la historia. Por su parte, la dirección de Xènia Reguant es alocada y destartalada, como el mismo coche, como la misma historia, como lo que se respira en la sala… ¿Llegaremos a Fisterra en algún momento? Yo pensaba: Espero que no. Porque aquí, como reza el dicho popular: «es más importante divertido el camino que la meta».

Crítica realizada por Norman Marsà

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